Parece que la rabia
acumulada tras un partido más bien nefasto frente al Villa de Aranda se ha transformado en una victoria de muchos
quilates esta noche en el Palacio de los
Deportes de León. Frente a un histórico del balonmano nacional, con un
equipo y una afición que se sobrepone continuamente a sus penurias económicas
de manera admirable, el Balonmano Aragón
no sólo ha cosechado dos puntos (26-28)
sino que se ha metido en vena un chute de adrenalina que tiene que llegar hasta
el fin de semana para derribar a otro equipo de la zona alta, el Balonmano Guadalajara, y decir que sí,
que nosotros también hemos venido a bailar.
A buen seguro, el esfuerzo y
la resaca de la competición europea ha pasado factura a los leoneses, que ha
tenido numerosos errores en forma de lanzamientos errados, incluyendo tres
penaltis, y precipitaciones. Ello no resta para recalcar el partido serio de un
Aragón que, de nuevo, a remolque ha
sabido levantar cuatro goles tras una salida fulgurante del Ademar en la
segunda parte. Con el oleaje a favor y en el último cuarto de hora, cuando es
la hora de los grandes hombres y los bloques consistentes, el Aragón ha sorprendido a propios y
extraños. Ha endosado un parcial de 1-7
a los locales, al amparo de una buena defensa y una mejor portería, que le ha
permitido coger el mando y hacerlo casi definitivo a nueve minutos del final (19-23).
Los últimos minutos han
confirmado la gestión de la ventaja hasta el resultado final y la magia del
mejor fichaje, junto con Jorge Gómez,
de este año: el diestro Jose Manuel Rial,
máximo realizador del equipo con nueve dianas. Con un repertorio de tantos de
todos los colores, el gallego ha sido el estilete de un equipo que también ha
recuperado un tono defensivo aceptable. Toca refrendar este triunfo
importantísimo en un sitio tan trascendente en el Felipe frente al Guadalajara
de Garralda y regalarnos un final de
primera vuelta ilusionante.
Fdo.: Álvaro Lombardo Sáenz