Lejos, 4 de Noviembre de 2015.
Hola chicos,
Os escribo esta carta desde la lejanía para recordar aquel partido en Ciudad Real. Hoy se cumplen 6 años del día en que la historia de un buen equipo de balonmano con dificultad para competir con los grandes viró para siempre. A aquel partido en el Quijote Arena se llegaba con el Balonmano Ciudad Real como auténtico rey tras ganar las dos últimas Copas de Europa y las tres últimas Ligas. Para lograr ese palmares, había gozado de una plantilla que era una selección mundial. Sin embargo, la crisis económica hizo que su presupuesto se redujese aquel año drásticamente y perdiese a algunos de sus mejores jugadores como Steffanson, Pajovic o Rutenka. Todos estos factores parecía que iban a hacer que el equipo manchego perdiese potencial, pero de forma inversamente proporcional a como se reducía el número de grandes figuras del equipo crecía su juego colectivo y en aquel comienzo de temporada seguía exhibiéndose allá donde jugaba contra rivales que habían mantenido su poderío económico como el F.C. Barcelona o el Hamburgo. No se mostraba tan seguro en el lanzamiento lejano pero multiplicaba el rendimiento de los extremos y el pivote.
Distintas eran las condiciones en las que el Balonmano Aragón llegaba a aquel partido. Cumplía su quinta temporada en Asobal, donde había rendido siempre a un buen nivel merced a un proyecto deportivo muy serio, aunque le costaba competir los partidos contra los equipos más grandes Sin embargo, la temporada anterior marco un punto de inflexión, se había cumplido un ciclo y el rendimiento se resentía Así, aquel verano se hizo un equipo con muchos cambios que dio sus primeros pasos con titubeos, pero que cuando se empezaron a disputar puntos sorprendió desde el principio mostrando el coraje de un león, lo que le llevó al día D a la hora H invicto.
Mariano Ortega fue fundamental en la catarsis que sufrió el equipo, al que le trasmitió los valores que le distinguieron como jugador. Con Talant se conocían perfectamente. Habían coincidido como jugadores en la selección, en Ciudad Real y en Teka Cantabria y además Talant había entrenado a Mariano. Quizá por todo eso, el kirguiso no las tenía todas consigo, ya que sabía que los diez días en los que él casi no iba a poder trabajar preparando el partido por los partidos de las selecciones, Mariano iba a estar preparando el envite día y noche en la sombra. Mariano conocía al Ciudad Real cómo sólo lo puede conocer quién ha estado dentro, lo ha estudiado al detalle y se mira en él cómo en un espejo. Talant sabía que Mariano habría visto docenas de veces el vídeo de cómo Gislasson le tuvo contra las cuerdas durante 110 minutos con un ritmo de juego vertiginoso en la última final europea. Y Talant sabía que Mariano habría hasta soñado con los vídeos de las exhibiciones que Ciudad Real había dado en Hamburgo y Barcelona. Sabía que Mariano no tendría ninguna intención de que él pudiese plantar la defensa que atemorizaba a toda Europa y que le permitía contraatacar como un rayo, que intentaría que no pudiese hacer los cambios ataque defensa y que Julen no siguiese un partido más recordando al mejor Uríos obligándole a desgastarse atrás. Sabía que habría estudiado la importancia que Kallman y Abalo tenían al buscar el centro para circular con la primera línea y buscar lanzamientos; las dos caras del Ciudad Real según los dirigiese el centelleante Chema o el reposado Joan y como el mejor portero del mundo necesitaba apoyarse en sus piernas abiertas como en dos columnas para sostener su estatura… Mariano no dejaría nada al azar y tenía diez días, esos diez malditos días… Talant se sabía favorito pero ese papel le incomodaba como pocas veces.
Entre nosotros compañeros, como bien recordareis, cada uno de esos diez días que pasaba nos hacía vivir de un modo más intenso el momento histórico en el que nuestro equipo se iba a jugar el liderato contra el mejor equipo del mundo. En parte lo provocó la idea del Artillero Mayor de que cada día a las ocho de la tarde se publicase un artículo para festejar el acontecimiento. Yo mismo recuerdo haber escrito una entrada y cómo Juli vaticinó en la suya los futuros éxitos de nuestro equipo. Con todo esto, unos cuantos amigos nos dijimos: “¿Y si vamos a Ciudad Real?”. Algunos de ellos eran unos avezados viajeros que habían seguido al CAI por toda Europa, pero en mi caso lo más lejos que había ido era a Alagón. Esta vez, a pesar de la dificultad que entrañaba la empresa, todos compartíamos un palpito. Así que tras trabajar aquella mañana de Miércoles, dejamos todo dispuesto para poder salir de viaje a las tres hacia La Mancha. El viaje paso rápido por las ganas que teníamos de que llegase la hora del partido, buscamos un “todo a un euro” con el fin de pertrecharnos de cualquier elemento que la seguridad del pabellón nos permitiese introducir y que hiciese ruido (tambores y trompetas de juguete, matasuegras,…) y entramos en el pabellón.
Así comenzó el partido y con él la versión más brillante del CAI Balonmano Aragón, la de los partidos lejos del Príncipe Felipe. Nuestros chicos arrancaron con la intensidad que ya demostró en Valladolid que iba a ser habitual contra los grandes equipos. El partido no había hecho más que comenzar y el viaje ya merecía la pena. Parecía como si el tapete sobre el que se iba a jugar el partido hubiese sido llevado desde Zaragoza para hacer valer la condición de quimera que nuestra ciudad tuvo para el Quijote, que la rondó pero no la pisó. Aquella noche nuestros chicos tenían la intención de no dejar para el Balonmano Ciudad Real más que la Ínsula Barataria. Ya sabemos lo bien que se nos dan los Sitios. Para ello construyeron una empalizada de brazos que se desplazaba ágil con buenas piernas, las mismas piernas que les propulsaban hacia la portería contraria tras lo robos de balón y las paradas de Iñaki.
Y el resto ya es historia… ¡Qué sueño al día siguiente trabajando!, pero que sonrisa bobalicona de satisfacción…
Mariano Ortega fue fundamental en la catarsis que sufrió el equipo, al que le trasmitió los valores que le distinguieron como jugador. Con Talant se conocían perfectamente. Habían coincidido como jugadores en la selección, en Ciudad Real y en Teka Cantabria y además Talant había entrenado a Mariano. Quizá por todo eso, el kirguiso no las tenía todas consigo, ya que sabía que los diez días en los que él casi no iba a poder trabajar preparando el partido por los partidos de las selecciones, Mariano iba a estar preparando el envite día y noche en la sombra. Mariano conocía al Ciudad Real cómo sólo lo puede conocer quién ha estado dentro, lo ha estudiado al detalle y se mira en él cómo en un espejo. Talant sabía que Mariano habría visto docenas de veces el vídeo de cómo Gislasson le tuvo contra las cuerdas durante 110 minutos con un ritmo de juego vertiginoso en la última final europea. Y Talant sabía que Mariano habría hasta soñado con los vídeos de las exhibiciones que Ciudad Real había dado en Hamburgo y Barcelona. Sabía que Mariano no tendría ninguna intención de que él pudiese plantar la defensa que atemorizaba a toda Europa y que le permitía contraatacar como un rayo, que intentaría que no pudiese hacer los cambios ataque defensa y que Julen no siguiese un partido más recordando al mejor Uríos obligándole a desgastarse atrás. Sabía que habría estudiado la importancia que Kallman y Abalo tenían al buscar el centro para circular con la primera línea y buscar lanzamientos; las dos caras del Ciudad Real según los dirigiese el centelleante Chema o el reposado Joan y como el mejor portero del mundo necesitaba apoyarse en sus piernas abiertas como en dos columnas para sostener su estatura… Mariano no dejaría nada al azar y tenía diez días, esos diez malditos días… Talant se sabía favorito pero ese papel le incomodaba como pocas veces.
Entre nosotros compañeros, como bien recordareis, cada uno de esos diez días que pasaba nos hacía vivir de un modo más intenso el momento histórico en el que nuestro equipo se iba a jugar el liderato contra el mejor equipo del mundo. En parte lo provocó la idea del Artillero Mayor de que cada día a las ocho de la tarde se publicase un artículo para festejar el acontecimiento. Yo mismo recuerdo haber escrito una entrada y cómo Juli vaticinó en la suya los futuros éxitos de nuestro equipo. Con todo esto, unos cuantos amigos nos dijimos: “¿Y si vamos a Ciudad Real?”. Algunos de ellos eran unos avezados viajeros que habían seguido al CAI por toda Europa, pero en mi caso lo más lejos que había ido era a Alagón. Esta vez, a pesar de la dificultad que entrañaba la empresa, todos compartíamos un palpito. Así que tras trabajar aquella mañana de Miércoles, dejamos todo dispuesto para poder salir de viaje a las tres hacia La Mancha. El viaje paso rápido por las ganas que teníamos de que llegase la hora del partido, buscamos un “todo a un euro” con el fin de pertrecharnos de cualquier elemento que la seguridad del pabellón nos permitiese introducir y que hiciese ruido (tambores y trompetas de juguete, matasuegras,…) y entramos en el pabellón.
Así comenzó el partido y con él la versión más brillante del CAI Balonmano Aragón, la de los partidos lejos del Príncipe Felipe. Nuestros chicos arrancaron con la intensidad que ya demostró en Valladolid que iba a ser habitual contra los grandes equipos. El partido no había hecho más que comenzar y el viaje ya merecía la pena. Parecía como si el tapete sobre el que se iba a jugar el partido hubiese sido llevado desde Zaragoza para hacer valer la condición de quimera que nuestra ciudad tuvo para el Quijote, que la rondó pero no la pisó. Aquella noche nuestros chicos tenían la intención de no dejar para el Balonmano Ciudad Real más que la Ínsula Barataria. Ya sabemos lo bien que se nos dan los Sitios. Para ello construyeron una empalizada de brazos que se desplazaba ágil con buenas piernas, las mismas piernas que les propulsaban hacia la portería contraria tras lo robos de balón y las paradas de Iñaki.
Y el resto ya es historia… ¡Qué sueño al día siguiente trabajando!, pero que sonrisa bobalicona de satisfacción…
Fdo.: Mg_Wislander
10 comentarios:
Vaya "ladrillao"!je,je.Lo dejo para los profesionales.
¡¡¡QUE MEMORIA TIENES!!!
Y de ladrillo nada.
Estoy haciendo memoria y ya empiezo a recordar ese partido. El resultado no lo recuerdo todavía , pero si que fue un antes y un después, sobre todo con la afición.
Lo dicho, impresionante artículo. ENHORABUENA
MG_WISLANDER:
Has quedado como el caballo Cagancho:
Ya que has viajado al futuro: ¿COMO QUEDO EL PARTIDO?, ¿NOS VAS A TENER EN ASCUAS HASTA EL MIERCOLES?, la próxima vez piensatelo mejor y completa la información, que ya no estamos para muchos sustos.
Y de ladrillo nada, esta muy bien, en la linea que creo que todos los que habeis escrito queriais.
Muchas felicidades a todos.
Joer, Wislander, tú que disfrutas de un pasado que para el resto de los mortales es futuro, no nos hagas sufrir. Echa mano de la ficha técnica y cuéntanos lo que pasó. Usando la frase de un buen amigo tuyo, ¿le dimos en los morros al Ciudad Real o no? Y, puestos a preguntar, en tu mundo del 2015 ¿se llena el Felipe? ¿anima la peña?
Muy bueno el artículo. ¡¡¡Enhorabuena!!!
¡QUE BUENOS ARTICULOS! Artillero haz que siga la fiesta pase lo que pase el miercoles. Vale la pena. Muy bien, lo estoy pasando en grande con todos vosotros, aunque no os conozco a ninguno. Muchas gracias.
excelente magnus, enhorabuena!
Permite que te haga una real reverencia, por hacernos rememorar tan gloriosos recuerdos, el resultado, habría sido bueno, sobre tdo teniendo en cuenta que soy una persona de cierta edad y no tengo demasiada buena memoria, por lo cual este artículo,es un gran regalo para todos
Muy bien Wislander, muy bien
Muy bueno Wislander. Que razón tienes, el resultado fué lo de menos. La ilusión que se creó ya fué en sí todo un regalo.
Publicar un comentario