Foto : www.bmaragon.com
Seguramente quedará espacio en
este rincón de la red para hablar del balance deportivo de la temporada 2011- 2012, para analizar y repensar,
fundamentalmente opinar, aquello que se hizo bien o fue manifiestamente
mejorable. Por descontado, las cábalas, a veces insidiosas para los
profesionales, sobre el futuro de los jugadores y la plantilla, deberán, en un
ejercicio de ética y realismo, esperar a datos contrastados y, sobre todo, a
que el futuro pinte más digno y más transitable.
Por motivos personales, el que
esto escribe no pudo ir a empujar ese partido tan impregnado de simbolismo que
fue el último en casa frente a Valladolid.
Más allá de la repercusión contante y sonante de lo recaudado, al igual que
otras iniciativas llevadas a cabo paralelamente, el grito de auxilio en toda su
crudeza que se destapó públicamente tras el partido con el Atlético de Madrid nos ha puesto a todos los zaragozanos que nos
gusta el balonmano en solfa. Era evidente, sigue siéndolo, que el club de élite
de este deporte en la ciudad maña corre serio peligro. Se ha levantado
polvareda porque cinco meses inducen al pataleo diáfano, a la queja contra algo
insostenible. Sin embargo, nada de ello ha podido emborronar el cortejo de
profesionalidad del grupo que dirige Mariano
Ortega. ¿Quién podía pensar esto cuándo se hacía gala de la seriedad del
club y su rigor? Muestra palpable de que esta crisis está tocando fibras muy
asentadas, al igual que va a cambiar profundamente muchas de nuestras
concepciones.
A uno, de pequeño, le enseñaron
que una crisis significa también una oportunidad. Está por ver que forma puede
tomar esa misma cuando son tantas las cosas y tantos los apóstoles decididos a
meter dinamita a aquello que nunca han dejado de considerar un lujo asiático
que, como tal, sólo es propiedad de unos cuantos elegidos. El deporte, excepto
el opio oficial, no escapa a esta labor de demolición de la sociedad y canales
de encuentro. Ese deporte, como reflejo de unos valores, como modo de vida, no
entra en los cálculos del adelgazamiento extremo al que se somete al ente
público porque, es evidente, que cuatro gatos vayan a ver un partido de
balonmano no da rédito.
No nos engañemos y separemos el
concepto deporte de élite del que no lo es. Ambos interaccionan y ambos se
necesitan. Si un señor vive de jugar al balonmano puede ser porque tenga
capacidades para hacerlo, simple y llanamente. Locuras se han hecho en estos
años de falsos ricos, nadie lo duda, pero arremeter ahora contra cualquier
ayuda pública al deporte no es sino un ejercicio, consciente o no, de rendirle
servidumbre a determinadas ideas. Más si cabe cuando nos tenemos que tapar la
nariz habitualmente cuando las cifras alcanzan a Motorland o al Real Zaragoza.
Nadie va a descubrir América si ponemos el objetivo apuntando a las relaciones
entre el poder político y el económico. Garitos aparte, poder político y
capital privado son compartimentos estancos en los mundos de Yupi. En este no,
y ejemplo sobran. Pero, como también en los mecenazgos hay pobres y ricos, los
papeles divergen según el espejo en que te mires. Aún así, certeramente el pez
grande cada vez lo es más y el chico, idem. Así que no se trata tanto de hacer
una defensa apocalíptica de que todo para el balonmano sino de repartir unos
necesarios recursos públicos más equitativamente y, por favor, por aquello de
no insultar a la inteligencia, que se muevan en cifras cabales.
Creo que es difícil acusar al Caja 3 Balonmano Aragón de no haber
rendido, en esa orgía identitaria que tanto gusta a alguno, un buen servicio a la
ciudad de Zaragoza. Tampoco podemos
negar una gestión correcta, ejemplificada sobremanera en aquel titular que
decía “Arrhenius por Javi García”
(bendito manchego, no nos equivocamos). Me resulta imposible no trasladar a
estas líneas esa certidumbre de Carmelo
Postigo del semi profesionalismo del balonmano a medio plazo, como indicaba
en una entrevista en este lar. Gente de la casa, un par de extranjeros de Cuenca o de Badajoz y a olvidarse de cosas raras. Esta situación, por cierto,
es común a toda la Asobal. Basta con
navegar un poquito para ver que estamos compitiendo a ver quién tiene la
pendiente más descendente. No por todo ello deberíamos hacer tabla rasa con
todo lo anterior y todavía menos confundir causas con consecuencias. Quintos o
decimoquintos, en Zaragoza tenemos
material, también en las gradas, como para querer inmolarnos a las primeras de
cambio.
Fdo.: Álvaro Lombardo Sáenz.
2 comentarios:
Gran artículo.
Mas apoyo a quien hace las cosas bien y nos deja en buen lugar
El caja3 no puede desaparecer, hay muchos en zaragoza que nos encanta el balonmano, que alguien ponga dinero, que las empresas se gastan mucho en publicidad y el Caja3 pasea su nombre por toda España y Europa.
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