No hay cuerpo

Foto : Susana Baquedano (El Periódico de Aragón)

Existe un máxima, tal vez nacida para ser epitafio, que dice que un texto sacado de contexto se convierte en un pretexto. De pretextos llevamos aprendiendo ya unos cuantos días; de hecho, cada mañana, cuando encendemos la televisión o la radio, presenciamos un cursillo acelerados de los mismos. Estos acaban confluyendo en una lectura unívoca que viene a decir, con ornamentos varios, que no se puede hacer otra cosa.

A modo de ironía, lo de ayer supuso la puesta en práctica de esa resignación obligada. Nos aconsejan que no andemos por otra vereda, debido a la sencilla razón de su inexistencia. ¿A quién en su sano juicio se le va ocurrir transitar por la ucronía? Pero, en el noble ejercicio de echar balones fuera, nos olvidamos muchas veces de que nosotros, como sujetos, podemos decidir que ese guión tan bien formulado se vaya al garete. Parecía que el partido contra Villa de Aranda era parte de la programación de festejos, que lo íbamos a ganar los cuatro gatos que estábamos en la grada (cuatros sumando a los burgaleses) y, sin embargo, aquello al final apestaba a velatorio. Horroroso partido, con un perfil de chapuzón creciendo en patente al hilo de los minutos, en el que acordarse de los Pilares pasados y el partido del Ademar causa reflexión de cuanto hemos perdido en tan poco tiempo.

Personalmente, tengo plena fe en este equipo. Un mal partido no emborrona esa sensación que llevábamos conquistada después de cuatro jornadas y mil avatares. Pero ni sería crítico, ese concepto tan prostituido, ni siquiera realista si a este pobre texto no le otorgara un contexto. Y no es un contexto para ser usado de parapeto sino para comprender porqués. O intentarlo. Como comentaba un asiduo a este blog, el jueves salió, a modo de fogonazo, una noticia muy ilustrativa sobre las entrañas naranjas en el diario de mayor difusión de la región. Al aviso siguió una reunión el viernes con la plantilla. No parece el mejor condimento para afrontar un encuentro de liga. Al buen entendedor, las palabras se le abrevian.


Con este atrezzo, los aspectos deportivos parecen querer desfilar a un segundo plano. Sin embargo, aunque es cierto que de balonmano hubo poco, hay que hablar para ser meridianamente justos de Camino y Cirac, los cuales ayer dieron una lección de lo que es complementarse y generar un caudal de juego que se llevo por delante a la defensa aragonesa. Central y pivote, pivote y central, bien asistidos por los laterales y por Xavi Díaz en la puerta, le hicieron un traje de dimensiones considerables a una retaguardia que tampoco encontró auxilio en el banquillo. Porque, si antes hablábamos de la posibilidad de probar cosas distintas, esta opción choca de bruces con la atonía que supone insistir una y otra vez en gente y fórmulas que se ven superadas, sin ni siquiera otear los bancos que están a tu misma vera. De nuevo, juguemos la baza del buen entendedor y que cada uno nominalice la situación

En fin, entre contextos, textos y pretextos, cabe volver a recurrir a quién le oí una vez la frase con la que abríamos esta entrada. Esa misma persona tiene un libro que se llama “La otra mitad de la historia que no nos contaron”. De mitades e historias que no dejamos que sean va esto.

Fdo.: Álvaro Lombardo Sáenz.