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lunes, 16 de abril de 2012

Trascendencias



Antes de Semana Santa, el mismo día que el Caja3 salía victorioso de tierras riojanas después de verse las caras con el Naturhouse La Rioja, al salir del vestuario y comentar con los jugadores que ya tocaba un poco de descanso después del carrusel de partidos, Sergio Ruiz Casanova comentó lo siguiente: “No creáis, es mejor no parar cuando estás enrachado”. Así, a modo de maldición peregrina, cuando la competición registró un nuevo capítulo en forma de encuentro liguero con Anaitasuna, toda la crudeza de esa afirmación se hizo visible. De todas formas, es Anaitasuna precisamente la segunda parte de esta incómoda ecuación. Ayer no estaba Schulz, tampoco Ragot, Paco López, o Chocarro, ni el aliento de su público, pero el traje a medida fue parecido al de Noviembre. Contribuyó en gran medida la incomparecencia del Caja3 pero no sería justo hacer pasar a los navarros por convidados de piedra, como nos han enseñado por versión doble. Lo que hacen no es un alarde de recursos pero lo hace muy bien y, sobre todo, muy intenso. Por eso el año que viene seguirán en la liga Asobal con un equipo que ha hecho rutilante y falso aquello de confeccionado para la B.

Del partido poco podemos hablar. El Caja3 no se enteró nunca de que ayer se jugaba y el Anaitasuna dio buena cuenta de ello. Podemos otorgarle al resultado toda la trascendencia que queramos, desde el mero tropiezo hasta mesarse los cabellos, pero está claro que no entraba en lo cálculos y sería conveniente analizar en frío si es que la cabeza estaba en Alemania o realmente existen dificultades para tener la capacidad de alterar partidos que nacen enquistados. Lo que si es patente es que las explicaciones unívocas en relación a una simple empanada no deberían ser satisfactorias. Sin carácter, sin intensidad, desde la apatía, es imposible ganarle a nadie en una competición de máximo nivel. Alguien debería tomar nota.

En definitiva, los chicos de Anaita salieron a jugar a balonmano contra un rival desaparecido, no se sabe si por prioridades o implícita arrogancia, en defensa en la primera parte y en todo en la segunda. Los primeros treinta minutos fueron un discurrir de intercambio de goles hasta llegar al empate a quince, sin que los naranjas fueran capaces de estirar siquiera más allá de dos goles el marcador. Nadie defendía, lo que hacía que Bernationis ejecutara indiferente a una portería al raso desde los siete metros. Reig repitió el guión de la ida, ganando continuamente la espalda a los defensores, y si el partido aguardaba en tablas era porque el ataque catalizado por Vigo se sobreponía a la acumulación de hombres, piernas y ayudas del centro de la defensa visitante para surtir de balones a los extremos. Humet también ayudaba con su brazo. Con todo el gélido olor a raro que desprendía el partido, parecía que esa supuesta teoría de que todo tiende a mejorar después del descanso solucionaría la papeleta. Pero no, no hubo progresión, ni lineal ni geométrica.

Efectivamente, Anaita cogió un gol de ventaja que arrastró durante toda la segunda parte prácticamente frente a un Caja3 que, cuando se pudo poner por delante, pasado el minuto 45, erró un ataque que lo habría colocado dos arriba, firmando su último grito al viento. Las ganas y la entrega de los pamploneses se materializaban en un crecimiento de su portero Capón, una defensa nunca guarecida atrás sino dura al contacto que neutralizaba a nuestra primera línea, haciendo imposible una cierta fluidez. Definitivamente, salvo esporádicas apariciones de aun ayer bien sujetado Javi García, el ataque, y los laterales en especial, emitía señales de pura incapacidad, sin tiro sin pase y sin nada, algo que desde el banquillo no se solucionaba en busca de otras teclas. El ralentizado ataque de Anaitasuna comandado por Novodeza sumaba con frecuencia ante el funcionamiento de la defensa del Caja3 como individuo y no como bloque, lo que dejaba ver grietas dolorosas sólo amparadas por los bloqueos de Val. Ni Pablo ni Malumbres, pero, aunque defender sea un lenguaje extraño dependiendo del dorsal, no se trata de nominalizar un problema que ayer fue de todo el equipo, más allá de los jugadores.

Esta impotencia a distintos niveles cristalizó a partir del minuto 52, cuando los visitantes rompieron el partido para conquistar una renta de seis goles en un parcial de 1- 7 que llevó del 24- 24 al 25- 31. Hecho trizas, el Caja3 intentó hacer con prisas y mal todo lo que no había llevado a cabo los minutos anteriores. Por supuesto, de nada sirvió, excepto para el maquillaje final. De nuevo, Anaitasuna nos daba en la cara y convendrá dejarlo todo en una resaca dominguera porque no tenemos tiempo ni fuerzas que gastar en lamentarnos cuando espera un difícil desplazamiento a Puerto Sagunto seguido de Alemania. De nuevo, hay cosas antes de Alemania y, de nuevo, una lección por duplicada de la que tenemos que extraer conclusiones inmediatas, pero también de largo alcance.



Fdo.: Álvaro Lombardo Sáenz.

2 comentarios:

El Espíritu de Magdeburgo dijo...

Lo peor de todo es que a puertas de rozar la Historia volvemos a llevarnos una desilusión cargada de apatía.

Apatía en el equipo y apatía en la grada. Urge cambiar esa sensación.

Esperemos empiecen en Puerto Sagunto.

Handball++ dijo...

La actitud del equipo en los dos enfrentamientos con el anaitasuna ha sido inaceptable e impropia de un equipo con aspiraciones.