42-28 y a buscar al Ademar

Después de cuatro envites con el Barcelona, tres de ellos extremadamente dignos, al cuarto nos ha tocado comprobar el motor que se gastan. Y no por ello la actuación del Aragón ha sido deficitaria, aunque bien es cierto que llevarse 42 goles en contra no es un buen indicativo. Eran 20 al descanso, por lo que no se puede achacar el agujero en la retaguardia al bajón generalizado que tuvimos en la segunda parte. El Barcelona nos mató porque es muy superior y porque tiene una defensa de un nivel superlativo, de las que aprieta y hace infranqueables cualquier tipo de iniciativa. Eso conlleva contraataques en primera y segunda oleada que, frente a genios como Juanín García, dejan a tu portero en una situación más bien precaria. Pese a todo ello, parece que en este asalto a la tercera plaza, más creíble todavía tras el tropiezo inesperado del Natur anoche, cojeamos en la portería.

Ayer sumamos otra debilidad con la ausencia de nuestra referencia principal en ataque, Alex Dujshebaev. Eso no impidió que el equipo estuviese dando la cara ya que los cinco goles de desventaja al descanso fueron a causa de un último minuto nefasto. Los tres o cuatro goles habían sido la tónica esos treinta minutos y lo que no conseguíamos en defensa, salvo errores no forzados de los catalanes, lo materializaba en ataque Javi García al principio y luego Molina, Cartón o Sorli, previa cocción a cargo de Víctor Vigo. Era para estar satisfechos.

La segunda parte se hizo muy cuesta arriba. Las circulaciones perdieron frescura y, en consecuencia, precisión. Se apagaba las luces y el Barcelona corría. Como un metrónomo, los goles y la diferencia fueron cayendo para hacer en el minuto 45 nueve goles (30-21). En ese punto tal vez se produjo lo más loable del partido. Puesto que la derrota, como se sabía, era segura, y, ciertamente, lo mismo nos iba a dar caer de diez que de los catorce que fueron finalmente, Ortega hizo lo que debía hacer: darle minutos a todos los jóvenes juntos en un sitio tan ritual como el Palau y contra un equipazo como el Barcelona. Hay quién dirá que no son formas de perder o que vaya papeleta para los chavales. Puede ser. Pero podría resultar más inteligente guardar el arsenal, a los hoy por hoy titulares para la final del sábado, y aprovechar las oportunidades de lo que es el futuro más presente de los naranjas. Por cierto, Del Valle, que jugó gran parte del partido, respondió adecuadamente en su lateral.

De esta manera, despacio, sin quemar de manera innecesaria etapas ni personas, Ariño, Camas, Penón y compañía entran en la dinámica del equipo. ¿Qué nos gana el Barcelona de catorce? Es más probable que eso ocurra de cualquier forma a que nosotros puntuemos en el Palau. Aprovechemos, entonces, lo que podamos obtener de positivo y evaluemos nuestras carencias para que el sábado que viene a la hora de cenar seamos capaces de decir que seguimos en la senda de la historia. Esos dos puntos, posibles y palpables, sí que requerirán de un Balonmano Aragón fino donde todos aporten. Más o menos como se ha venido haciendo a lo largo de toda la temporada.

Fdo.: Álvaro Lombardo Sáenz.