Apenas habrán pasado 72 horas desde la épica victoria frente
al Ademar de León cuando el Aragón salte a Vistalegre a medirse con el Atlético
de Madrid, con sólo cuatro jornadas por disputarse. Demasiado poco tiempo
para hacer balance de esos ocho puntos que quedan por disputarse, para ser
conscientes de lo que queda y de dónde estamos. Son tres puntos los que nos
saca Ademar (tercero) y uno el Naturhouse La Rioja (cuarto). El margen
para el error es una entelequia en estas condiciones, aunque juegues con el Atlético de Madrid. Por eso, mañana,
televisado por Teledeporte, el Aragón no va a renuncia a nada. No a
estas alturas.
El Atleti, en una temporada extraña, sabe que la liga, desde hace
tiempo, es cosa del Barcelona. Las
energías las tiene concentradas en la Champions
y de qué manera: se cargó en octavos al Füsche
Berlín y este sábado derrotó al Barcelona
25-20 en la ida de los cuartos. Suficiente para calibrar que los
rojiblancos siguen siendo un equipo de otra dimensión, pese a todo. Sin
embargo, al igual que para el Aragón
el partido supone un reto mayúsculo tan cerca del sábado pasado, para el Atlético ese reto se duplica porque su
cabeza está en el fin de semana, en el Palau.
Por descontado que el equipo de Talant
tiene más recursos que nosotros pero el contexto nos posibilita la opción de la
sorpresa. Markussen en Qatar, Barachet y Gojun fuera
de combate, Lazarov y García Parrondo tocados, el partido
como trámite… ¿por qué no? Y eso que nosotros, a nuestro nivel, tampoco somos
el súmmum de lo intocable: Kappelin
viajó a ninguna parte, Ruiz-Casanova
se situó en el dique seco y Deme
anda tocado de su hombro, aunque seguro que colaborará en defensa mañana a poco
que pueda.
Si nuestra debilidad,
nuestra particular penitencia, anida en la retaguardia, también debemos
considerar que nuestro fructífero ataque posibilita mantener el pulso con
marcadores altos donde, en esta segunda vuelta, casi siempre nos hemos llevado
el gato al agua. Esto no sólo es responsabilidad del máximo goleador de la Asobal, Dujshebaev, sino también de un jugador que, si bien siempre ha sido
destacado, ahora es imprescindible. Se trata del central Víctor Vigo. No sólo hace jugar a sus compañeros al balonmano,
conectando impecablemente primera y segunda línea, sino que, cada vez más, asume
responsabilidades de lanzamiento, es incisivo y adquiere connotaciones de
jugador total en ataque. De él y de una nueva demostración exponencial de todos
los naranjas dependerá la enésima machada de esta temporada. Enfrente, los Romero, Masachs, Edu Fernández, Davis, Ferrer o Sánchez Migallón La versión B de
un equipazo, que es otro equipazo, pero de mortales. Esperemos que las
divinidades se queden relajadas en el banquillo o en la grada para que el
sábado hagan historia en Barcelona.
Fdo.: Álvaro Lomabardo Sáenz
1 comentario:
Xavi Pascual: "El partido de León no me importa nada"
Hombre, muy deportivo no es el comportamiento. Sincero puede, pero deportivo...
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