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viernes, 24 de mayo de 2013

Anaitasuneados



Con la quinta plaza ya certificada, la clasificación para Europa en el bolsillo y el objetivo de principio de temporada cumplido, parece que el partido de mañana contra Anaitasuna invita a la intrascendencia. A ello contribuye todo el aroma que suele regir el final de una temporada, en la que las cabezas parecen más pendientes de la siguiente que de ponerle algún tipo de broche a la presente. Claro que, en este caso, hablar de la temporada que viene supone hacer funambulismo en medio de la nada. Bantierra, ayudas públicas de la DGA en el limbo debido a la concursal, jugadores con destino a Madrid en lo que parece que va a ser un Atlético de Madrid 2013/14 muy Balonmano Aragón,…En definitiva, esa incertidumbre cotidiana a la que ya nos hemos acostumbrado. Mientras, ahí fuera, la vida sigue.

Más allá de tener asegurada la quinta plaza, no conviene olvidarse de las sensaciones. Esas seguro que no serán las mismas de cerrar el curso con un triunfo frente a los navarros. Sumar otra derrota a la cosechada en Guadalajara sería una percepción injusta, un regusto manipulado, de lo que ha sido una enorme segunda vuelta y una notable temporada. Para ello, como despedida y como confirmación, nada mejor que derribar un maleficio: derrotar, después de tres intentos, a Anaitasuna. El nombre impronunciable en el vestuario se antoja como la última frontera a cruzar.

El año pasado, en Asobal casi por casualidad, los de Pamplona nos empezaron a crear un trauma en el partido de ida, con una actuación memorable de Schulz al compás de una “Catedral” que se venía abajo. Sin embargo, sólo era el primer acto. La continuación tuvo lugar en Zaragoza para la primavera y confirmó la dimensión del problema. Este año, en Diciembre, la capital navarra se volvía a asemejar a un muro, esta vez con un final polémico patrocinado por el dueto arbitral. Por A o por B, pleno de victorias del Anaitasuna. Y viene a hilo decir que son un muy buen equipo, que no están en condiciones de ser sextos por casualidad y que menos mal que han pinchado en Huesca y en casa contra Granollers, porque sino igual mañana estábamos en duelo a cara de perro por la quinta plaza.

Extaburu tiene un grupo que rinde honor al concepto que encierra esa palabra. Todos aportan y todos hacen su labor sin ornamento pero también sin fallo. Schulz y Alejandro Capón paran cuando toca, Nadoveza alterna con Montavez el mando y es el jugador más desequilibrante de su primera línea. Lo de Reig en el pivote ya es un tema para verlo en directo, Bernatonis ya nos ha demostrado que un metro es un espacio demasiado goloso para su brazo y Borragán es un zurdo muy completo. Curiosamente, la fuerza del bloque queda también puesta de largo en el papel hasta cierto punto secundario que ha tenido unos refuerzos de calidad como Meoki, Novelle y Marcelo. La menor participación, sobre todo de los dos últimos, parece, más allá de otros motivos, una indicación de la idiosincrasia de este equipo. Sin embargo, existe otro hecho incontestable a esta situación: tienen dos jugadores por puesto de garantías. Pueden ganar perfectamente en Zaragoza.

En definitiva, se cierra el telón. En juego, unas sensaciones y una maldición. En el horizonte, todo y nada. Ya saben, disfruten con los Vigo, Dujshebaev y compañía, que todo se acaba en esta vida. Esperemos decir aquello de “otros vendrán”.



Fdo.: Álvaro Lombardo Sáenz.

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