Ni que decir tiene que este
año el Barcelona de Karabatic y Lazarov va a disputar treinta entrenamientos. El año pasado fueron
veintiocho y una desgana en Logroño
que le impidió hacer un pleno que parece evidente esta nueva temporada. Desde
luego, no son las mejores prácticas para la Champions pero así están, por desgracia, las cosas. Después, parece
meridianamente claro que el Naturhouse
La Rioja debería ser segundo ya que
esta vez no hay siquiera espacio para tirar balones afuera. La plantilla de los
riojanos está un escalón por encima de las restantes pero, precaución, porque
la Champions es un reto mayúsculo
que luego puede pesar en determinadas canchas. El Natur tiene un equipo sobresaliente en el contexto actual pero no
para ganar de calle en todas sus visitas. En realidad, hace un lustro no se
meterían ni entre los seis primeros clasificados.
¿Y después? Después la
guerra más absoluta. Del tercero al decimosexto puede pasar cualquier cosa y
minimizar los puntos perdidos en casa va a ser condición sine que non para
poder aspirar a las posiciones nobles. Quién, dentro de una línea de
regularidad, sea capaz de subir la puja y asaltar en consecuencia hogares
ajenos, tendrá ganados muchos puntos para distinguirse dentro de la masa gris e
informe en la que se ha convertido la Asobal.
En definitiva, nadie tiene jerarquías a priori. Los últimos representantes de
la clase media, Ademar y Aragón, han sido devorados por sendos
procesos concursales que les ha llevado a formar plantillas competitivas dentro
de la situación actual, a la espera de que alguno de los jugadores jóvenes
rompa y puedan continuar entre los cinco primeros. Sin embargo, parecen ofrecer
más garantías, dentro de unos márgenes, Granollers
y Huesca. Los catalanes, sin hacer
ruido, ya fueron sextos el año pasado y han mantenido ese bloque con los
cambios forzados de Malansinskas y Pérez de Vargas por Schulz y Álvaro Ruiz. Pueden optar a ser terceros, al igual que Huesca si le respetan las lesiones a
una plantilla corta. Nutrido del extinto Torrevieja,
los oscenses no deberían tener miedo a las alturas.
A continuación, vendrían
tres equipos de trayectorias dispares. Por un lado, el siempre serio Anaitasuna, el cual parece tener este
año un equipo un poco inferior. Por otro lado, el histórico Valladolid, después de un año de
dolorosa purga, mantiene lo bueno del año pasado (Porras, Peciña) y suma excelencia con Cacheda o Corzo. En tercer lugar, el proyecto de Guadalajara es el más incierto y, por
tanto, el que más opción da a la sorpresa. Dos grandes jugadores como Plaza y Vigo junto con una legión de brasileños deseosos de hacerse
escaparate son las armas de un Garralda
que el año pasado no respondió para el equipo del que disponía.
Luego, siete equipos con
otros tantos pabellones ruidosos que harán de ellos el sitio donde cimentar la
permanencia y, ¿por qué no?, soñar con cotas más altas. Fertiberia Puerto Sagunto, noveno el año pasado, se encomienda a
sus clásicos y al destacado refuerzo de última hora, Apelgren, para evitar sudores. Como los valencianos, el Ciudad Encantada ha sufrido muchos
cambios en su plantel y el reto de Zupo
se traslada a hacer funcionar a unos refuerzos desconocidos en su misión de
sustituir a consagrados en la liga como Simonet
o Ángel Pérez. Otra revolución ha
habido en la sorpresa del año pasado, Villa
de Aranda, cuya mezcla de jóvenes lidiados en categorías inferiores,
trotamundos de la Asobal y los
restos del año pasado necesitará a buen seguro un período de adaptación. El
clásico Cangas, mientras, no engaña
a nadie: renovación casi completa del plantel por un año, los ajustes
estrictamente necesarios (la porteria), O´Gatañal
como credo y Muratovic como pastor
de almas.
Por últimos, los tres
últimos ingresos en la liga están en esa misma línea. Parece que el Angel Ximénez-Puente Genil ha apostado
por una renovación más profunda de su plantilla con un perfil de gente
experimentada en la máxima categoría. Por el contrario, Gijón Jovellanos mantiene el bloque del ascenso y suma tres
incorporaciones foráneas para posiciones muy concretas. Veremos que fórmula
tiene más éxito. La mejor de las bienvenidas es la del histórico Bidasoa de Irún, que ocupa la plaza del extinto Atlético de Madrid. Con un bloque para competir en División de Honor B, se le podría
considerar el equipo más flojo de la competición. Sin embargo, las experiencias
de años anteriores con respecto a estas casuísticas (Anaitasuna, Aranda) y la extrema igualdad de la liga aconsejan
evitar estas etiquetas tan tajantes.
Fdo.: Álvaro Lombardo Sáenz.
1 comentario:
buen análisis álvaro, enhorabuena
en qué posición nos veis?
Publicar un comentario