Logroño, como buen vecino sin ganas de avenencia, no es un lugar
donde el Caja 3 tenga un
recibimiento acogedor. No es maleducado, aunque a veces lo haya rozado, ni
mucho menos violento, pero es evidente que, a la mínima, los cuchillos se
afilan entre miradas ávidas de gresca. Vamos, lo que podría ser un derbi en su
sentido más legitimo. Si a este polvorín le añadimos un criterio arbitral
oscilante y perdido por completo en la inmensidad de un pabellón, nos podemos
hacer a la idea de que los dos puntos que han rascado los zaragozanos son de
los que alivian cualquier pesar. El 26-
27 final alimenta las sospechas: El barrizal ha sido de los que uno
recuerda.
Eso que el Caja 3 ha comenzándole partido cruzándose a los lejos con el Naturhouse. A lo lejos porque se
confirmaban las trayectorias precedentes de ambos dos, los riojanos en un
momento delicado, de nada en el vacío cósmico, y los naranjas a los que les
salía del tirón aquello que se proponían. Resultado evidente: 2- 7 (min. 8) y Jota González pidiendo tiempo muerto. El Naturhouse no encontraba ni pausan ritmo con Prce de central y facilitaba el trabajo defensivo y ofensivo de los
naranjas, desde las paradas de Iñaki a los contraataques o un valiente Humet sacando petróleo de sus
penetraciones. Una doble exclusión (min.
22) y la entrada necesaria de García
Vega equilibraba la contienda (min.
25; 8- 12). Con esos cuatro goles se llegaba al descanso (11- 15) pero también con ciertos
matices que iban a preludiar la segunda parte.
Por mucho que nos empeñemos, el Caja 3 no es tan sumamente superior al Naturhouse, por muy negado que éste
esté, como para dedicarse al noble arte de la administración de las rentas. Por
si fuera poco, a los dos de negro se les ha disparado la metralleta y ya no han
sabido apagarla. Pero, al menos en la primera mitad de la segunda parte, las
balas llevaban una dirección muy clara, y era la de los visitantes. Un parcial
de 0-3 ayudaba a los riojanos a
creer otra vez en sus opciones (15- 18
min. 38) mientras los pasivos los pitaban los más bien pocos pero
tremendamente ruidosos aficionados congregados. Nuestro flujo ofensivo se ha
ido apagando al mismo compás que la ventaja en el electrónico para, al ritmo de
rasero distintos en los contactos, volver al punto de partida en el minuto 45 (20- 20).
Con todo por hacer y un Alex Dujsbhaev lanzado en el armado y
la asistencia, las dudas eran razonables acerca del aire que pudiera respirar
el Caja 3. Pero hay que contar con
que, cuando a uno las piernas le dan el aviso, el otro tampoco muy sobrado.
Además, los árbitros han decidido desquiciar cualquier intento razonable de
jugar un balonmano de tiralíneas con decisiones y exclusiones a su antojo,
algunas de las cuales nos han ayudado en los compases finales. El ambiente se
ha encrespado a todos los niveles y los desvelos han quedado para valientes o
inconscientes según el caso. En nuestro lado, como no, Maqueda se ha ido contra el mundo con éxito dispar, pero temeridad
ganadora, que no es poco. El partido era un pandemónium compartido y caía del lado
visitante la delantera (min. 21; 23-
24). Ha sido importante en este ejercicio de funambulismo al que se ha
sometido el Caja 3 coger la
delantera en el delgado cordel porque, visto lo visto, la guerra de guerrillas
sucesiva tenían mucho de imitación.
Jorge Martínez le sacaba una a Javi
García, Garabaya erraba frente a Malumbres.
Los árbitros pitaban línea al Naturhouse
y acto seguido le conmutaban un penalty clarísimo, ejemplos varios de un
continuo ejercicio de compensación que al final le ha dejado menos llagas al Caja 3. Jorge Martínez volvía a amargar a Sorli, Masachs le sacaba falta en ataque en el contraataque a los
franjivinos para que Javi García
elevara el marcador dos arriba con dos minutos para el final (min. 58; 25- 27). ¿Laureles de triunfo?
Quedaba lo mejor. Prce crujía las
redes después de casi llevarse por delante a Sorli, y un de nuevo destacado Grebenar
sacaba un penalty que, sin embargo, erraba Masachs.
A uno y con medio minuto por delante, Naturhouse
conseguía llevar la pelota a seis metros para obtener un preciado botín en
forma de siete metros. Siete segundos en el marcador indicaban que lo de que
esa infracción saliera, sería carne de acta.
Así, como el que no quiere la
cosa, el destino, inexistente e infalible, ha decidido que fuese Iñaki Malumbres, el coco de los
riojanos, del que se acuerdan, incluyendo su familia, hasta en la presentación,
quién se topara entre el balón propulsado por Ismael Juarez y la portería. Las manos rojas de aplaudir y la
garganta ronca de propulsar goras a San
Fermín para celebrar una parada que valía un partido y cobraba algún mal
humo mediante la mayor de las satisfacciones. En todo el morro, habrá pensado
más de uno. De todas formas, aunque no haya que embobarse con los detalles, el
de hoy ha sido un curioso malabarismo justiciero del destino. Y dos puntos en
una cancha muy difícil, que es más tangencial.
Fdo.:Álvaro Lombardo Sáenz.
4 comentarios:
Buen partido de los nuestros. Al Natur lo mantuvieron en el partido los árbitros por esa extraña costumbre de ayudar al que va por abajo para que el partido no acabe en el primer tiempo.
También nos dieron, pues alguna falta señalada en el segúndo tiempo a nuestro favor la vieron ellos, pero en general fueron unos árbitros "previsibles". Grita la grada=marco pasivo. Grita la grada=2" equipo rival. etc...
Valiosísimos los 2 puntos y el tiempo ganado para la recuperación de alguno de nuestros tocados.
Enhorabuena al equipo.
Todo lo que sea sumar puntos de 3 en 3 es de aplaudir.
Amigo Handball++ ¿Te has hecho futbolero? Aquí sumamos de 2 en 2. jeje
Dicho sin acritud. Un abrazo.
jejejeje es lo que tiene leer el marca y escribir en el blog a la vez...
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