Foto : José Manuel De Buen (www.bmaragon.com)
Cambiamos de tercio por completo. Si hace
unos días hablábamos de la competición liguera y sus perspectivas, ahora es el
turno de las copas y las eliminatorias, una concentrada en un fin de semana
largo y la otra a lo largo de la temporada. Desde luego, no sólo por su
dinámica y su duración, son retos completamente distintos. No creo que la
disyuntiva se situé en darle una prioridad a una u a otra ya que cada uno tiene
su sitio e interacciona con las restante para otorgarle el sentido completo a
una temporada, condicionar su desarrollo y también su necesaria valoración
final. Pese a todo, no me abstendré de colocar aquí aquellas palabras de Iñaki Malumbres mediante las cuales
traía a colación esa virtud definitoria de los treinta partidos que componen la liga Asobal: La regularidad. A fin
de cuentas, el verdadero fondo de un equipo lo da una continuación de partidos
donde prima la capacidad de readaptación continua. Factores capitales en las
eliminatorias, como el rival en suerte o la cancha, quedan minimizados por el
inexorable paso de los partidos. Esto no quiere decir que, para hacer
observancia de lo que se nos viene encima, no tengamos que valorar pequeños
detalles ahora decisivos.
En primer lugar, de cara al jueves, llegamos
a la Copa del Rey como motos y de
ello quedo el domingo constancia en las retinas. Un estado de forma proverbial
que será puesto a prueba por un señor equipo, el Torrevieja, que, por si fuera poco, es anfitrión de la competición.
Mariano Ortega sabe de lo precario
de mantener esa envidiable condición y, por ello, ante la siempre preocupante
idea de ver la enfermería animada, ha hecho de las rotaciones un elemento mucho
más funcional que antaño. De momento, sólo está en ella el Kaiser pero ya se sabe lo que vale aquello de prevenir y, en
consecuencia, gestionar minutos con inteligencia. Por lo demás, tenemos
enfrente al que creo que es el rival directo por la quinta plaza y con el que,
puestos a perder un partido con ellos, que sea en esta ocasión y no en la liga.
Sinceramente, no creo que la Copa del
Rey sea un torneo básico para los intereses del Caja 3. Por supuesto, hay que salir a morder (y evitar situaciones
embarazosas como el año pasado con Granollers)
pero hay que ser conscientes de las dificultades que implica y del escaso
rédito que conlleva más allá de la epopeya de ganarla. Si somos capaces de
superar a un hipermotivado Torrevieja,
esperan Ademar o Atlético, y luego, salvo sorpresa
mayúscula, Barcelona en la final.
Si, es un torneo dado a las campanadas, pero su orden de preferencia creo que
está por debajo de la liga y la Recopa.
Por tanto, salgamos a disfrutar y a ver dónde somos capaces de llegar o a dónde
nos dejan. Sin presiones y sin metas.
Respecto a Torrevieja, no creo que sea el rival más idóneo pero, por otro
lado, va a servir para calibrar fuerzas y dejar grabados sistemas y modos de
juego de los chicos de Laguna para
trascendentales envites posteriores. No es ninguna sorpresa que este humilde
club esté rindiendo a ese nivel, sexto en liga y dispuesto a todo en su
condición de anfitrión copero. Ya en verano se apreciaba un salto cualitativo
de nivel que podría haber sido mayor si no se les hubiese escapado Majnov, lateral zurdo que, cosas de la
vida, nos visitará con el Brest
bielorruso. Pejanovic, al cual le
cantaron sirenas desde el Ebro,
sigue incombustible cerrando a cal y canto su portería (que le pregunten al Anaita), Novelle, Rochel y Rasic constituyen una columna vertebral de primer
nivel en la Asobal. Junto con ellos,
extremos sobresalientes (Ortigosa,
Salinas o Sánchez) y una jefatura defensiva de órdago con Chernov o Eloy González implican un rival de nivel parejo al del Caja 3 Balonmano Aragón. Lanzan,
corren, dan atrás y multiplican recursos ofensivos de la mano de Laguna. No se si pasaremos o no, pero
tenemos partidazo el jueves por TDP.
Para finalizar, la Recopa de Europa, caché internacional del que hay que sorber todo
sus componentes vitamínicos porque es un éxito estar en ella y los tiempos
venideros no auguran nada bueno de la participación española en los escenarios
allende de los Pirineos. Creo que el
equipo ha cumplido el primer objetivo que se podía haber marcado, es decir,
meter la cabeza entre los ocho mejores equipos. A partir de aquí, sería inútil
ponerse metas o cotas que no sea la final porque, seamos sinceros, no quedan
peritas en dulce y, sobre todo, el Caja
3 está a un nivel que permite soñar con ella, sin miedo. De tal manera, en
un par de semanas de frenesí desfilaremos con compromisos importantes ligueros
y un viaje a Bielorrusia donde los
naranjas buscaran el carnet de oficio, de madurez, de esa solidez de buen
equipo que desvelaron en Porec. Tal
vez los ucranianos o los portugueses podían ser, computando todos los factores,
rivales un pelín más accesibles, pero no cambio nada por jugar la vuelta en
casa (y por evitar a los alemanes). Ya se han lanzado pinceladas en este blog
sobre el Meshkov Brest, por lo que
es innecesario caer en la repetición. Son un equipo con altura y peso, una
defensa rocosa (se podía imaginar uno eso con la presencia de vaquero del oeste
Grosas), de contacto, a la que
ampara un buen portero (Bozic) y un
juego de ataque que busca mucho al pivote Groymko.
No es noticia que salgan a morir, por lo que achicarse sería un sinónimo de
suicidio. El aplomo del Caja 3 y su
calidad, que no debe sentirse inferior a la de los bielorrusos, porque no lo
es, deberán poner las cosas en su aspecto más relativo sin querer aferrarse a
la vuelta porque, como hemos visto, no es lo mismo ciento veinte minutos que
tres días de competición seguidos o que nueve meses.
Fdo.:Álvaro
Lombardo Sáenz.
2 comentarios:
Deme, principio de rotura en el pectoral. Malísima noticia
ánimo Deme. eres un campeón
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