Aroma de entrenamiento

Sería atrevido tacharlo de dejadez pero el partido de ayer fue una oda a la falta de tensión. Como si Aragón y Octavio hubiesen firmado un pacto de no agresión donde se reconocían las superioridades de los primeros a cambio de que estas no hicieran sangre de los segundos. En consecuencia, la escenificación, al menos en la percepción desde la grada, resulto plácida. Se hizo la primera diferencia sustancial (min. 6; 5-2) y a partir de ahí esta aumentó paulatinamente sin que nadie hiciese nada por responsabilizarse de esa trayectoria.

O no. En el minuto 19, el Octavio decidió ponerle un gramo de empuje al partido, abrió su defensa a un 4:2 y pareció abrirse un interrogante en el Felipe. De haber ido seis abajo, los vigueses ahora estaban a uno (12-11; min. 26). Garcia Lloria sumaba bajo palos y el pipiolo Kallman penetraba incomprensiblemente asistido por una defensa naranja blanda hasta el infinito. En el descanso germinaba un sospechoso 14-12 que hacía recordar partidos como el de Palma o Aranda.

Sin embargo, todo acabó esfumándose pese al mismo tono cansado que mantuvo el partido. El Octavio, sin jugadores importantes como Polakovic o Jabato, no estaba en condiciones de pasar del amago, y el Aragón tan sólo necesito latigazos aislados de Lozano o Dujshebaev para retornar a una tranquilidad de la que nunca se fue. De hecho, el ataque posicional de Octavio, dependiente de Fran González y éste, a su vez, de su carnet de identidad, fue la mayor losa para los gallegos y solía culminarse en deficientes balances defensivos para mayor gloria de Asier Antonio, ayer letal en los seis metros.

En definitiva, en el minuto 41 el partido ya estaba cerrado (25-18). Con las diferencia moviéndose alrededor de los nueve goles, fue el momento de los más jóvenes, los llamados a ser la realidad más próxima del balonmano zaragozano en la élite. Dos goles de Camas, Ros de central, el debut de Carlos Jiménez en el Felipe y Demetrio ejerciendo caudillaje sobre todo el grupo de novatos fueron las últimas imágenes de un partido más anecdótico que trascendente. Excepto por la conquista de los dos puntos que, gracias al 34-26 final y por el momento, nos otorgan la ansiada quinta plaza.

Fdo.: Álvaro Lombardo Sáenz.