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sábado, 23 de marzo de 2013

En quinta


Deme con la nueva camiseta de animador del Balonmano Aragón

Seamos sinceros. Ayer el Balonmano Aragón no sólo gano una final. También hizo el partido de la temporada justo en el momento cumbre. Sobre todo en ataque, hizo añicos a un equipo muy serio como es el Balonmano Granollers y elevó a la categoría de semidiós a ese portento físico y técnico que es Demetrio Lozano. 11 goles y un faro continúo para los naranjas también en defensa. Y no me voy a olvidar de Mariano Ortega, que ayer derrotó también en lo táctico a Toni García. Mariano tenía la lección aprendida del descosido de la ida y la defensa esta vez no permaneció pasiva frente a las suspensiones de los vallesanos sino que salió al contacto. Con Salinas neutralizado, en el minuto 7 ya se había cimentado lo que sería la ventaja en la que se movería el Aragón (6-3).

Sin embargo, los auténticos problemas del Granollers venían de su incapacidad por atajar la velocidad a la que los locales movían el balón. Vaya festín de la primera línea zaragozana, en comunicación permanente con la segunda, para que los goles fueran cayendo uno detrás de otro. Si no es por Pérez de Vargas, el roto habría sido monumental. Lo dicho: lección de balonmano ofensivo, de fijaciones y superioridades, de penetración y finta, de asistencias, impartidas por don Demetrio y con la imprescindible presencia de Vigo y Dujshebaev.

Pese a la que caía y su agujero negro en la retaguardia, Granollers, cinco abajo, no iba a dejar de remar. A cuestas con alguna exclusión de más, en la línea de ese criterio compensatorio tan nefasto, un parcial de 0-3 los mantenía vivos para la segunda parte. Pero, si mérito tuvo el Granollers en no reblar, también lo tuvo el Aragón en saber mantener siempre la distancia ventaja a lo largo de la segunda parte. Ejemplar gestión de los minutos y las ventajas que ni Puig ni el renacido Salinas en la segunda parte pudieron enjuagar. Tal vez sólo hubo un momento de tensión con el 28-26 a poco más de diez minutos del final. Pero, de nuevo, Mariano Ortega acertó al sustituir en defensa a Vigo puesto que era su lateral por donde Granollers estaba encontrado una vía. Volvieron para esa recta final los cuatro goles que se convirtieron en tres al final (35-32) en un partido trepidante, de los que enganchan por su electricidad. El Aragón percutió por activa y pasiva a la portería, como lo atestiguan los 35 goles, y, así, es tan complicado para los locales perder como para los visitantes ganar, por mucho que mejoraran su repertorio ofensivo.

Aquí que, con modestia, se crítica cuando se cree conveniente, hoy toca alabar al equipo y al cuerpo técnico. Ayer escribieron balonmano con mayúscula y, en consecuencia, las felicitaciones y el orgullo de los que los seguimos no son gratuitas. Ojalá sigamos con esto mucho tiempo.



Fdo.: Álvaro Lombardo Sáenz

1 comentario:

Anónimo dijo...

Gran partido y gran derroche físico y de juego de los nuestros, como afirma la genial Raquel Machin en El Periódico de Aragón posiblemente el mejor partido de la temporada.A hacer un buen papel en Barcelona y a vencer el Sábado al Bm Valladolid, estos jugadores lo dan todo.