Tu tienda de Balonmano

martes, 24 de septiembre de 2013

Sin prisas, estamos de transición

Foto : Marta Contin Zapatero

Los principales medios de comunicación que cubren la trayectoria del Balonmano Aragón han coincido en la anécdota cuando han sintetizado el último partido de liga: la A-68 está maldita. Efectivamente, Pamplona nos sienta como a un santo tres pistolas. Sin embargo, convendría distinguir lo que suponía visitar al ya mítico Portland San Antonio y lo que supone, desde hace tres años, visitar a Anaitasuna. Es una buena actividad para ser conscientes de dónde venimos y mejor no preguntarse a dónde vamos. La primera visita al barrio de San Juan se saldó con una derrota que prácticamente supuso una tragedia, una especie de aldabonazo inesperado para avisar de la fragilidad de nuestra jerarquía. El año pasado se perdió de uno con un final patrocinado por la tendencia casera de los árbitros. La espectacular segunda vuelta hizo obviar esta derrota que, no obstante, cerró una primera vuelta más bien limitada. Este año, segunda jornada del campeonato, nos hemos traído siete tabas de regalo, lo cual no deja lugar a la duda.

Sin embargo, la síntesis de estos datos es cristalina: hemos convertido en apenas tres años lo trágico en algo normal. Y eso, al tratarse de una cuestión de aceptación implícita, es altamente peligroso. Que nadie interprete esto como un menosprecio a Anaitasuna, el cual es un señor equipo a todos los niveles, no sólo deportivo. Los navarros, exceptuando la portería, mantienen la columna vertebral del año pasado y son un equipo cuya cancha está muy cara, sobre todo para un equipo en construcción como el Aragón. Todo esto lo sabíamos antes de ir, de manera que volver de vacío no era descabellado. El problema es más sutil y más larvado. Es una cuestión de identidad. Es una cuestión de estar transformándonos, pero no saber en qué. No es una cuestión de añoranza de viejos tiempos, es una cuestión de dudas. Dudas, por cierto, estructurales.

Comentaba por aquí Nachobal algo muy acertado. En concreto, el problema que podía suponer, para un equipo muy nuevo, meterse en los barros de la parte baja en este inicio de competición. Llevamos cero de cuatro y no es momento de empezar a alarmarse. El equipo tiene mimbres y su preparación ha sido mucho más constreñida que la de una pretemporada normal, de ahí lo cuesta arriba que se hacen los últimos ratos del partido. No le recemos a San Asier Antonio porque vuelva y nos solucione la papeleta. Empecemos  metiéndole mano a rival asequible como el Bidasoa de Irún y evitemos males mayores. Pero, sobre todo, seamos sinceros con nosotros mismos. Por no irnos muy lejos, miremos cuantos socios han hecho nuestros vecinos de Huesca. Miremos dónde están los patrocinadores anunciados. Miremos la trayectoria institucional, la percepción del equipo en la ciudad y en la Asobal, más allá de lo deportivo. Miremos y que cada uno defina transición como le de la gana, sin prisas pero sin paños calientes. Porque el problema no es el Anaitasuna.



Fdo.: Álvaro Lombardo Sáenz.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Ya está visto, como hablar sin decir nada...