Foto: José Manuel de Buen (www.bmaragon.com)
Una de las grandes ventajas que tiene jugar con equipos que desconoces reside en la posibilidad de analizar tanto el partido como a ellos sin ideas preconcebidas, sin marcos explicativos construidos en base a la información que ya conocemos. Es, en definitiva, una inyección de balonmano sin jerarquías, sin vergüenza, abierto a lo que cada uno sea capaz de escribir en el parqué. Escribir y transfigurarse, porque los bosnios de Banja Luka no han dicho que no a nada y no por timidez, sino porque saben que quedan sesenta minutos enteros en su pequeño infierno. Han dado tumbos, han dado palos (muchos), han emergido sus jugadores de referencia para posibilitar la respiración pero, sobre todo, han sido un verso libre asemejado a un culo de mal asiento que nunca se ha conformado con lo que le daban, fuera bueno, malo o regular. Limitación, pelea y vuelta a empezar, pero en primera persona. Diez goles hechos a si mismos. ¿Será suficiente?
Porque no se puede decir que el Caja 3, pese a momentos de bajón y de necesidad de ajustar piezas ante los empentones bosnios, no haya estado a buen nivel. La renta al final de esta primera parte es sustancial pero, al igual que los minutos no son definitivos, lo mismo le ocurre a los goles. El Banja Luka ha crecido durante el transcurso del partido, idealizado en su pivote Sablij. Una adquisición de confianza que les ha hecho perder cualquier rémora o miedo al qué dirán. Porque, seamos sinceros, ¿Quién no ha pensando a la altura del minuto 20 de la primera parte que esto era menos fiero de lo pensado? Ocho goles (12-4), bien asentado atrás el Caja 3 (defensa y portero) y un ataque bosnio poco combinativo, recurrente a la suspensión lejana y a pases a la publicidad. Facilidades que el Caja 3 agradecía a la carrera mientras que la primera fijación y balón al extremo de ellos no llegaba hasta el minuto quince. Lástima que su principal argumento, el pivote, con una rapidez a la hora de girar y una efectividad que suscitaban envidia, no siguiera en el limbo. Esto y una defensa a muerte literalmente, permitido el contacto por unos colegiados que dudaban en aplicar criterios idénticos han resucitado a un fiambre en ciernes.
Pero no sólo eso. Trivundza ha sosegado los ataques descubriendo que se puede parar, botar y amagar. Así, mientras defendían con pintas de cuentas pendientes desde casi la portería a un buen Javi García, han reducido al descanso a cuatro goles la desventaja (14-10). El Caja 3 necesitaba de nuevo la iniciativa a la vuelta del vestuario y con la defensa otra vez arremangada, codo a codo con San Malumbres y una grada respondona, salvábamos la ventaja (Min. 38, 18-11). No por ello, Banja dejaba de insistir en una batalla al mogollón en su línea en la que, sigilosamente, su avanzado se había desequilibrado y profundizado hacia nuestro costado izquierdo. Además, en ataque emergía, crecido, Karacic tirando de una gran finta de brazo. Humet se veía superado, el “divide y penetra/asiste” de Vigo no era suficiente y a todos se nos achicaba la garganta viendo que en el minuto 43 (20-15), cinco goles eran igual a infarto dentro de una semana con altas opciones de mortalidad.
Sus afilados laterales, el central Karacic, tenían un aliado de lujo en esa fisura que amenazaba con hacerse grieta en el muro naranja que jaleaba el speaker. Pantallas, bloqueos a la primera línea para aupar el disparo y balones en sus manos que eran gol para desespero de la parroquia. Sin embargo, sin caer en esencialismos, no es casualidad que nadie haya ganado aquí en Europa. La cuerda se ha tensado porque todos sabíamos que esos cinco goles no valían. Así que, pese a las paradas a última hora de su portero, todo el mundo ha dado un paso adelante, del primero al último para ir a buscar eso que tanto reclamábamos por aquí: Galones. Otros, más de la tierra, le dirán rasmia pero lo que está claro es que en los últimos trece minutos sólo han colado dos balones. Una defensa que se ha hecho gigante, buscando el infinito de los contraataques. Un elixir con más corazón que balonmano que, en perfecta fusión con un público hoy de nota, han alcanzado la importante ventaja de diez goles. De nuevo ¿Será suficiente? ¿Dónde pondrán los árbitros la permisividad del contacto en Bosnia? ¿En ambos lados? Los lobos esperan; cuidadito, que el trabajo muy avanzado no está finiquitado.
Fdo.: Álvaro Lombardo Sáenz.
7 comentarios:
10 goles es una renta buena que debería bastar, pero igual sería bueno llevar una escopeta con dardos tranquilizantes para su pivote Vranjes. Si aquí ha repartido lo que ha repartido, no quiero pensar lo que hará en su casa.
Fe de erratas: Son bosnios, no serbios
Pues es cierto. Asumo mi parte de error al no corregirlo. Gracias por la indicación.
Por favor. Son serbios. Serbios de Bosnia. Su región se llama la República Serbia de Bosnia.
Está bien, lo reconozco. Este tema me supera. Si no os parece mal lo dejamos como bosnios, pues allí viven. Lo siento si no es correcto del todo. :)
Para evitar conflictos, creo que lo más logico es aplicarles el nombre de la superestructura política que los acoge en este caso: Bosnia- Herzegovina. Por tanto, bosnios, evitando las siempre polémicas nomenclaturas étnicas
Mi corrección del 27 de noviembre de 2011 23:15 era por que los puedes llamar bosnios y los puedes llamar serbios indistintamente. Y que la corrección del 27 de noviembre de 2011 17:42 no tenía sentido. Saludos.
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