Carretera

 

Cuando un desplazamiento se convierte en un desfile de féretros, los kilómetros, nocturnos, que quedan por devorar a la vuelta son difíciles de definir. Difícil porque las que se agolpan y exige respuesta temprana no se dan cuenta que la premura es lo último que se atiende a conocer. Esas son las preguntas, las cuales no hemos tenido opción de cosechar porque si bien no ha habido retransmisión en directo desde Valladolid por una serie de factores, el Caja 3 ha dado la cara en Pisuerga. Ha perdido 29-26 el conjunto maño en cinco minutos finales, resúmenes que esconden la tesis de tanto partidos que harían, a primera vista, inservible lo que ha sucedido en los minutos anteriores.

Lejos de empalmar justicia, ese desarrollo de la trama adquiere lucidez porque hemos visto hacer al Caja 3 algo inédito esta temporada: Levantar un marcador que cundía en la desesperación cuando apenas quedaba cinco minutos del final. Después de la gracia sin gracia de Sportmania, uno de los enlaces que nos ha permitido seguir el partido me deparaba la desagradable noticia. 15-9 para que una vocecita susurrara “la historia de siempre”. No, ha sido la de casi todos los días, más sutil, menos diáfana, mismo bagaje. Sin pretender adelantar las conclusiones, un parcial de 2- 6 amparado en el manual defensivo de toda la vida, aquel dicta subir de pulsaciones y de metros la defensa para contactar (con o sin miramientos) y buscar salir rápido hacia el marco contrario. Ha funcionado, desde luego, con un centro casi inédito en forma de Kaiser y Maqueda y el llamado a tener mucho protagonismo Javi García en el lateral del zurdo. Val tenía dos exclusiones y Cutura ponía la pólvora vallisoletana.

La segunda parte ha sido un balance de desaciertos e imprecisiones por ambos bandos, no se si conscientes de lo directos que son sus envites o simplemente lo que pesa el brazo cuando todo huele a final. Los naranjas han ejercido de lastre continuo que el Cuatro Rayas no era capaz de eliminar. Romero por un lado, Vigo por el otro, dos goles tres goles de rémora, Pablo sublime, penaltys errados por ambos, maderas astilladas, como si estos pobres mortales no fuese capaz de cruzar un delgada línea que señalaba el comienzo del quirófano, donde los cirujanos, los más estudiados, tienen ese elemento que corta en su poder. Pastor no suele ser, pese a las críticas, hombre de pulso descontrolado y eso que los hados parecían querer retarle hoy. Efectivamente, a seis minutos de final se empataba la contienda a 25-25 y el Valladolid se veía asolado por una doble exclusión  que en términos reales se evaporaba cuando los árbitros ejercían el derecho de compensación a la jugada siguiente. ¿La bola de nieve se iba a hacer imparable?

La respuesta es franca, las razones se esconden más. El Caja 3 no ha sido capaz de ponerse por delante, de firmar la capitulación de una ciudad violada ya, y los últimos cinco minutos Pastor y el Valladolid, Valladolid y Pastor nos han enseñado cuáles son las reglas de los trileros, el bisturí engrasado en el Pisuerga. Filigranas aparte, han jugado con el aplomo necesario para invertir la tendencia, para ser mejores cuando hay que serlo en definitiva, cuando las piernas están para todos cargadas (o no, o menos). Han aprovechado al máximo el momento que ha disfrutado de un jugador más, algo que nosotros no hemos conseguido, y el latigazo de Deme ha sido el último aliento. Los goles seguían, los minutos se esfumaban. Así, contemplábamos una versión reducida de trescientos segundos pese a los tiempos muertos y la culpa no es de verse atrás en el luminoso, sino de saber vérselas en la tesitura. Puede ser que más allá de Gurbindo o de los dos extremos resolutivos que gozan en Pisurga, la luz a la que aferrarse hoy la tuvieran en Valladolid entre la grada y el parquet. Conclusión numérica: Del citado 25-25 al 29-26 final.

Se acabó la gasolina. Tiempo tendremos mañana de mirar la tabla clasificatoria y ver si al final la copa la tenemos que pedir en el bar de abajo. Queda Huesca y la eterna máxima de un derbi, que nunca entiende de favoritos. Cuánto nos dejamos el domingo desperdiciado. Sin embargo, no siempre se va a ganar pero es más fácil hacerlo en tu casa frente a Amaya Sport que siendo anfitrión de Cuatro Rayas. Debe ser que nos irá lo complicado y así nos lo va poner el Huesca. Eso si, mientras el equipo de la cara, y hoy lo ha hecho, de estas líneas no saldrán críticas gratuitas. Larga es la carretera, cantaba Julio Iglesias, largo el camino, larga la espera. Reflexionemos entonces, pero que nadie diga que se mea ahora.

Fdo.: Álvaro Lombardo Sáenz.