No nos vamos a desayunar
ahora con que Jorge García Vega
juega andando al balonmano. Toda la vida ha sido así. El problema viene cuando,
con 36 años y después de volver de
su retirada para empujar hacia la salvación de Cuatro Rayas Valladolid, es capaz, pese a las limitaciones físicas,
de colar en la línea de seis metros un montón de balones para que Gonzalo Porras acribille desde el
pivote. Esto no se entiende sino es con la colaboración indolente de una
defensa que sólo tiene de ello el nombre. Por suerte para nosotros, lo que Vega y Porras representaban en un lado era un calco de lo que Javi García y Dujshebaev, que ha acabado con trece dianas, hacían en el otro.
Sólo de esta manera se entiende que el resultado al descanso fuera el que era (22-19).
Así, con un partido de patio
de colegio, el Aragón ha salvado la
papeleta porque quién tenía hoy en frente está limitado hasta el extremo. La
total ausencia de tensión y dinámica competitiva, hiriente por momentos en
defensa, habría sido muy dolorosa si el rival hubiera sido otro. Por suerte,
Porras, un poquito de Krivokapic y
otro poco de García Vega no son
suficiente para que este devaluado equipo vallisoletano salga incólume del Felipe. Lo cual, por cierto, no debe
congratularnos sino hacernos pensar en los peligros de jugar con fuego y en la
necesidad de intentar cambiar ya dinámicas ya piezas concretas cuando el nivel
es tan paupérrimo. Hasta un jugador tan normalito como Eilert parecía por momentos Lazarov.
Realmente, es cierto que el
partido escondía a priori cierto aire de encerrona, de exceso de confianza ante
la cita. De tal manera, parecía que el Aragón
quería ahuyentar fantasmas cuanto antes (min.
6; 7-3). Pero no. La tarde tocaba enrarecida y el carrusel de goles sin
oposición en las dos porterías impedía que los locales impusieran una verdadera
jerarquía. Intercambio de festines en los seis metros para colocar tres goles
de ventaja al descanso para los locales. Estaba claro que no era el día de
defender.
La segunda parte iba a
confirmar mediante un parcial de 0-4 que
el Aragón estaba dispuesto a que el Cuatro Rayas se lo creyera. Los
ingredientes del desatino estaban al completo cuando los árbitros se sumaban a
la verbena excluyendo a libre albedrío tanto a unos como a otros, incluyendo,
como muestra de la empanada, un dos minutos al Aragón por estar ocho en la pista. En un ambiente tan extraviado,
si el Valladolid no se ha llevado
nada al zurrón responde a su propia incapacidad. El marcador se ha mantenido
empate durante casi toda la segunda parte hasta que, en medio de la bruma,
alguien le ha puesto algo de sangre a la función. Ese ha sido Carlos Jiménez que, con cuatro paradas
de mérito seguidas, ha permitido entrar en la recta final con una ventaja a la
postre definitiva (min. 56; 35-32).
El 38-36 final es el reflejo más
fiel de lo escrito anteriormente. Si algo bueno tenía el partido, aparte de que
se acabara, era que los dos puntos, unidos a las derrotas de Ademar y Naturhouse, nos meten en la pomada por el tercer puesto. Eso sí,
harán falta unas toneladas más de actitud, porque de la aptitud ya nos han dado
buena muestra en otras ocasiones.
Fdo.: Álvaro Lombardo Sáenz.
3 comentarios:
Enhorabuena a todo el equipo, y con mención especial a Alex por sus trece goles y a Carlos Jiménez por sus paradas en momentos importantes del partido.
Carlos...Gran Partido. Te queremos ver en el campo...porque entre los dos porteros no veo grandes diferencuas
Después de la salida de Kappelin parecía que la portería iba a ser solo de Dani pero Carlos está luchando por el puesto y eso viene muy bien al equipo
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