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lunes, 12 de diciembre de 2011

Una de nubarrones en el rastro

Fotos : José Manuel de Buen (www.bmaragon.com)

Debe ser que todos hemos hablado demasiado. Demasiado de Valladolid, demasiado de la Copa Asobal, demasiado de que jugando en casa parece que no hay evaluación. Hemos hablado y no hemos pensando en el tradicional día que celebramos la altura de cocina de las empanadillas. Hoy, como invitado estelar a la degustación, San Antonio. Mejor no decir de dónde son para no convocar a ningún espíritu. Otros años tocó con Granollers o con Cuenca, pero lo que es cierto es que parece inevitable tener un día donde la ausencia de tensión hace imposible cualquier intento de ser competitivos. No es cuestión de menosprecio del rival o de cuentas futuras, o no lo es en esencia. Las piernas no van y no van, y el golpe demuestra que los automatismos no ganan partidos. Si ha sido casi inmaculada la trayectoria casera hasta este día ha sido por exhibir ganas, trabajo y lucha, las cuales hemos extraviado por completo. Amaya Sport no ha necesitado grandes argumentos: Tensión, saberse en el alambre, empujar todos desde atrás (incluido entrenador) y si los argumentos no han sido cuantitativos, lo han sido cualitativos, de manera que lo que ha relucido casi nos deslumbra. Entre tanto brillo, mucho naranja para sazonar el menú, no fuera a ser que pecara de escaso.

Sinceramente, las palabras son gratuitas. San Antonio quería y se ha aplicado, limitando defectos, explotando virtudes, haciendo ley de la necesidad. En esa meriendo de lobos, el Caja 3, señorito, ha querido comer hecho un pincel, sin mojarse, como si lo albergara una supuesta superioridad moral que no es tal. Como resultado, lo que olía mal en el primer tiempo ha sido un pestazo en la segunda mitad. Hoy no se ganaba por nada del mundo y, pese a ciertos avatares a comentar en breves, así ha sido. Dormidos, esperando que el tren viniera a buscarnos a la puerta de casa, hemos contemplado como la anestesia era más duradera de lo estimado y por muchos grito y brazo que jaleaba a la grada, la creencia en los dos puntos no era merecida. No podían serlo. Nosotros nos estábamos encargando de ello.

Antes sintetizaba el nivel cualitativo de los argumentos antoninianos. Sin lugar a dudas, como una santísima trinidad que es uno, es imposible no referirse a Gedeón Guardiola. Un pivote carne de selección, insuperable atrás en su tapiado del centro que hemos intentado amarrar infructuosamente y delante de momento el mejor de los que ha pasado por aquí, moviéndose a su antojo y siempre un paso por delante de la deshilachada centuria naranja que sólo podía percibir su estela. Amarga comparativa. El padre ha tenido, por supuesto, hijo y espíritu, no el de Magdeburgo precisamente. Un amigo bajo palos que ponía que era de Angola pero tenía que ser cubano por narices, con una alegría de guateque en el cuerpo que nos ha amargado la existencia de manera continuada y un armario ropero llamado Sevaljevic que parecía no hacer nada pero entre asistencias, goles y mover la pelotita le ha faltado hoja para todos los datos.


Realmente, el partido ya está descrito. Hemos empatado a 16 después de la primera comparecencia, pero la faena ya empezada la ha terminado el descanso, que nos ha acostado con un parcial de 0-4 que ya, por si no nos habíamos dado cuenta, obligaba a los arreones de la rabia, del coraje. Difícil con máximo exponente lejos de su mejor versión e imposible con una velocidad de crucero tocado y hundido. Si Maqueda andaba empequeñecido, Casanova andaba lastrado por sus molestias y no se hasta que punto es conveniente lanzar a un jugador a deambular en esas condiciones. Otro tema, no menor ha sido una profunda defensa antoniana, un 4:2 en la práctica, que nos ha hecho sangre por doquier durante todo el partido, más si nuestro argumento era lanzarnos al barro dónde más gente se acumulaba. Esta vez la pizarra de Vigo se ha contagiado de la desgana irremediablemente mientras Amaya Sport crecía y se desarrollaba, empujando y empujado por sus señas de identidad. Al final, todos han sumado (Jiménez, Crowley) viéndose que pocas veces lo tendrá tan claro. Porque, conviene citarlo, si San Antonio se ha salido en cuanto a compromiso en el trabajo, su nivel de balonmano ha ido hacia arriba amparado en las circunstancias. En el primer compás, cuando Malumbres ha estado entonado, Lucau sólo no era suficiente. Los parciales así lo demuestran: 5-6 en el min. 10; 8-8 en el min. 15. Otra cosa es que se pudiera ganar un partido con eso.

Tal vez el cambio Vigo-Casanova hacia ajena esa velocidad que podía romper el maleficio del conformismo que parecía reinar. Aún así, el San Antonio era timorato de sus propias ventajas, erraba cuando se vería arriba y permitía incluso una exigua ventaja a un exiguo equipo (min. 25; 13- 11). Sin embargo, como hemos citado, finalmente se ha roto el cómputo de velocidades nada más abrir el telón de la segunda parte. Velocidad y sentido en su control de mandos, crecimiento colectivo antoniano y ausencia de cualquier luz zaragozana, que ha resultado hiriente en las dos dobles superioridades de las que hemos gozado. Me abstengo de comentarlas porque realmente me imagino que son consecuencia de la impotencia general que lucíamos hoy. Así, en ambas, Amaya ha conservado la ventaja: Min. 39 (20- 22) y Min. 45 (21- 24). Sólo un milagro o una injusticia, de acuerdo con lo visto hasta el momento, podría contemplar algo positivo para el Caja 3. No. Para los milagros hay que ser pastorcillo y para las injusticias hay que olvidarse de que existen los demás y no uno mismo. el Caja 3 tan sólo bostezaba, hablaba en sueños Humet con algún latigazo y Javi García, única nota positiva (y no pequeña) como vigía de ese ataque hoy negado. San Antonio había pasado su ultimo bache en forma de pasos, faltas en ataque y atolondramientos alrededor del minuto 45 y no iba a ser la Virgen que concediera el citado milagro. Si esa podía haber sido nuestra última oportunidad, si llegaba a esa categoría, los últimos diez minutos han sido la verdad que reza lo de la esperanza y no sé qué fue lo último que se perdió. Esperanza claro, que el partido estaba ya visto para sentencia: Min. 49 (22- 26), min. 53 (25- 28) y min. 58 (29- 32). Al final, descalentando, 29- 34.

En fin, domingo día de feria, día de rastro. De compra y unos nubarrones. Esperemos que no nos salgan muy caros.





Fdo.: Álvaro Lombardo Sáenz.

5 comentarios:

Nachobal dijo...

Ahora podemos ver nuestros errores. Lo decía hace tiempo, nos estaba sosteniendo los partidos de casa y la fortuna. Se ha perdido un partido inesperado y vemos los puntos que hemos dejado escapar.

La clasificación dice que estamos al mismo nivel que torrevieja, octavio, ... es algo objetivo, pero real?

Yo creo que no, pero entonces... donde están los errores?

Un 56% de acierto en ataque, es un nivel muy bajo al que nunca había estado este equipo.

Las bajas de jugadores de calado internacional, sobre todo en el centro de la defensa puedan ser otros factores.


Ahi un ejemplo, conservamos herencia jurásica de los tiempos de bonanza y las ataduras de los contratos 2 de los mejores extremos derechos de la liga. En cambio hay otras zonas más que desequilibradas como el centro defensivo. Tampoco se muestran alternativas fiables al 6:0...

El Espíritu de Magdeburgo dijo...

Con tu permiso Nacho, he pegado tu comentario a esta entrada. :)

Anónimo dijo...

que bonita la foto de Cristian

pepe dijo...

sii está foto de Cristian es muy chulaa!! hizo muy buen partido.

Anónimo dijo...

si ganan aun tienen posiblidades