Tu tienda de Balonmano

martes, 20 de octubre de 2015

A brazo forzosamente cambiado

Foto: heraldo.es

32-29. Los dos primeros puntos de la temporada se quedaban en Zaragoza después de siete envites. Los abrazos y los saltos de los chicos delataban la trascendencia de lo conseguido y la peligrosa dinámica en la que nos podríamos haber introducido si Guadalajara hubiera mojado para el Pilar. Esta es la parte fácil de la narrativa: dos puntos en la primera final del curso y a pensar en que ahora viene la parte más llevadera del calendario. No obstante, y en pos de comprar los apósitos antes de que vengan las ampollas, la lectura debería ser más crítica.

Minuto 43 de partido. 20-23 a favor del Guadalajara y Álvaro Fernández detiene en su escenario favorito, los seis metros, una pelota que habría sido una losa considerable. No es la acción de un Álvaro que firmó unos números globales notables el punto de fricción, sino la sensación de que el partido se encontraba entonces en punto muerto sólo para el Aragón. Y salimos del atolladero firmando unos últimos quince minutos donde se dobló a los alcarreños (12-6). ¿Dónde estuvo la pócima de Panoramix? ¿Acaso existió? Cuando mas atascado estábamos en ataque, cuando tan sólo la fortuna nos sostenía para que las pelotas llegaran llorando al extremo, cuando el Guadalajara más cómodo se sentía, se invirtieron las tornas. Cartón en la lateral zurdo y Ariño en el diestro lograron filtrar la supervivencia del Aragón por esta vez.

Desde esta lógica seguida, la batalla táctica cayó del lado de los locales. A ello contribuyó un Cesar Montes que, poniendo a sus dos centrales en el tapete, se dejó llevar por las prisas cuando más le vestía la pose. La defensa 5:1 del Aragón, tan endeble, sacó petróleo y contribuyó  al barullo para que, pasito a pasito, el ataque desarbolara con paciencia a un Hombrados cuya segunda parte seguramente necesito un recambio desde el banquillo.

Antes, el guión había transcurrido por subidas y bajadas. Un poquito de Hombrados y con un descarado Marquez a brazo cambiado, el Guadalajara había amasado sus primeras ventajas (4-8; min 12). El Aragón reaccionó, casi sin enterarse, de la mano del eléctrico Lancina y, pese a las severas exclusiones de una pareja arbitral no metida en el ambiente festivo, la tónica de igualdad reinó hasta el descanso (15-14). El paso por los vestuarios entonó a los visitantes, que cerraron su 6:0 amparados en su superioridad en kilogramos y en la ausencia de un Demetrio lastrado por las exclusiones. Se pasó en apenas trece minutos al ya conocido 20-23 y parecía que desde el banquillo, Michel Martín ya había encargado el desfibrilador. Ya sabíamos que el apellido de la marca del aparato en cuestión era Ariño, pero nos sorprendió que viniera asociado con otro apellido ilustre, aunque por otros lares del 40x20: Cartón.


Esta vez salió la aventura. No hace falta hacer comparaciones con otros años. Todos sabemos lo que hay y lo que va a tocar sufrir. Pero no obviemos el relato complejo. Una defensa 6:0 con Lancina y Sorli en un costado, o con el mismo Fuentes (el otro día, eso si, infalible ofensivamente) es un bocado demasiado apetitoso para cualquier Chema Márquez que se precie. Falta más agresividad o tanta como piernas, falta frescura pese a que el viernes se rotó un pelín más con Arnillas al principio y Castro al final. Y los experimentos en ataque cabría hacerlos con gaseosa Borja Lancina, porque es indiscutiblemente el jugador que más airoso va a salir de la misión que se le encomiende, por extraña que sea la lateralidad. Mientras, cultivaremos las dos versiones del evento, porque los dos puntos, cabría no olvidarse de ello, se quedaron en casa.





Fdo.: Álvaro Lombardo Sáez.

lunes, 12 de octubre de 2015

Un año después

Foto Heraldo.es

Seis jornadas, cero puntos. No hace falta que rememoremos una historia ya conocida.

Escribo con cierta decepción, con la acritud que me produce ver que cada vez el balonmano de élite en Zaragoza ilumina con menos fuerza. No es una cuestión ya puramente deportiva sino de ambiente. Apenas quinientas personas en el pabellón, las noticias con cuentagotas en los medios de comunicación, la sensación de no haber aprovechado por las circunstancias que sean la inercia tan maravillosa que se creó con la remontada del año pasado. Y llegados a este punto, aunque el guión se asemeje, parece que faltan mimbres para que la trayectoria vuelva a calcarse. La llegada al marco de Jorge Gómez y una posible victoria contra el Balonmano Guadalajara pudieran contradecirme. Tal vez. Pero de lo que aquí estoy hablando va más allá de elementos tangibles e igual simplemente estoy haciendo un ejercicio de exorcizar mis propios miedos, que creo compartidos. Miedo a hacer de la resistencia un lugar de mediocridad, algo que sería imperdonable porque resistir siempre tiene algo de mágico, siempre es una victoria.

Seguramente con estas líneas este intentando ir río arriba y quitarme, en la medida de lo que me toca, ese aire de resignación a apagarse poco a poco. Antaño este blog fue epicentro en la red de lo mucho que se hablaba y se decía del Balonmano Aragón. Hoy, doce de Octubre, me he acordado de que yo también estuve aquí y no me ha dado la gana de dejar pasar el recuerdo como si volara hacia lugares más soleados. No he querido entre otras cosas porque no me he cansado de decir que, con todo lo que hemos vivido con los chicos de naranja, la temporada más gratificante fue la pasada. La difícil. La que nadie contaba siquiera con ella. La que demostró porque el deporte es grande y nos hace grandes. La más humana y la más miserable, anverso y reservo. Así que, allá vamos.

Entraba dentro de la lógica perder los cinco primeros partidos contra los cinco primeros clasificados la temporada pasada. También era verosímil perder en Huesca. Y que nadie descarte que el Guadalajara de JJ Hombrados nos tuerza el morro este viernes. Exceptuando los tres primeros partidos, se ha competido en todos y se han podido amarrar puntos si no fuera por algún nombre propio como Yeray Lamariano. Pero ya sabemos que, siendo escrupulosos, cuenta lo numérico y de eso no hay rastro. Y no se hasta que punto jugar con nueve jugadores ayuda a un equipo que propone un balonmano rápido tanto en sus acciones ofensivas como en sus defensa abiertas. La necesidad de mantener un nivel físico alto se evidencia como innegociable y es cierto que los cambios defensa-ataque no pueden, en esta tesitura, ser numerosos. Pero creo que Sorli no es un jugador para el avanzado, que Pedro Fuentes sufre más de lo debido en el dos y que si miramos al banquillo seguro que nos encontramos con gente muy válida.

Con el refuerzo de Jorge Gómez para apuntalar una portería donde Julio bastante está haciendo en sus condiciones, el equipo va a ganar. Es indudable. Pero tal vez Alex Egea o Sergio Garcia puedan y deban jugar muchos más minutos, tanto en ataque como en defensa; Arnillas, Alemany y Ariño tienen peso para armar una defensa contundente y con movilidad. Así, tal vez se liberen los brazos de Demetrio o Vidal allí cuando los minutos ya son una carga considerable. E incluso Juande Linares se desmelene, porque ha dejado ya algún apunte más que interesantes. Otro día hablaremos, largo y pausado, de Borja Lancina porque con menos de metro setenta se puede no ser extremo y pensar y actuar dos pasos por delante de los que te rodean.

El viernes estaremos en el siglo XXI. Ganemos o no, rotemos o no, estemos alicaídos o no. Estaremos porque uno al final acaba sabiendo donde tiene que estar.






Fdo.: Álvaro Lombardo Sáez

P.d.: Bonito detalle de los dos clubs con nuestros amigos los Hispanos del Carmen.