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domingo, 23 de noviembre de 2014

El escalón de abajo

Foto : Heraldo.es

La realidad es, mucha veces, un grueso muro con el que preferimos golpearnos antes que buscar otras opciones. Ella está ahí, inmutable, para equilibrar cualquier salida de tono que uno pueda desarrollar. Tozuda, como el centro de la defensa del Cangas, una multiplicación de piernas, brazos, contactos y desplazamientos contra las que el Aragón ayer chocó con insistencia. Otro ángulo de esa misma realidad, compartiendo escenario y protagonistas, lo confeccionó David García, que cosió y descosió a su antojo al centro de la defensa local.
No es que el Aragón se empeñara en darse de bruces. Es que no tiene más sitios donde agarrarse. Justo al contrario que el Cangas, cuyos recursos no son los de un equipo de abajo. Con esta premisa fundamental, se desarrolló el partido: el Aragón un paso por detrás, ya fuera en forma de dos o tres goles. Un espejismo de cabalgada hacia la remontada que, salvo inmolación de los visitantes, no podía llegar.
Dejarse la vida en cada acción, como aquél que salta de una trinchera, es un modus operandi que tiene sus limitaciones. Entre ellas, la inoperancia en la circulación del balón que olvida que existen los extremos. Ya sea Juan Castro, ya sea ese raudal del aire fresco que es Javier Ariño, el Aragón necesita un criterio en la posición de central. Ayer, el caos en la búsqueda de la mano, que no muñeca, de Val facilitó la ya de por sí aguerrida defensa de los Eijo, Cerqueira y compañía. Si a eso le añadimos la gran actuación de Mijuskovic repeliendo pelotas en los seis metros, se hace más fácil de entender el contrapié a lo largo de los sesenta minutos.
No podemos pensar en cuál es la liga de nuestros rivales. La situación crítica, donde por momentos parece que Aragón queda descolgado junto a Juanfersa Gijón, exige evitar categorizaciones y abarcar con todo, alma y cuerpo, los partidos. Eso ha demostrado el Aragón que lo maneja a la perfección. El equipo con Demetrio y con Julio es competitivo. Van a venir victorias a buen seguro. Ahora tal vez la ecuación resida en saber si serán suficientes. La ilusión es la misma que el día del Anaitasuna pero los argumentos deportivos son los que, definitivamente, dirán del músculo que puede lucir el Balonmano Aragón en esta liga desmadejada.

Fdo.: Álvaro Lombardo Sáenz

lunes, 10 de noviembre de 2014

Horario matutino


Tal vez porque venían nuestros amigos de Pamplona, tantos duelos y tantos recuerdos ya en la talega, el partido pasó al domingo al mediodía. Como buenos anfitriones, pusimos el mismo horario que en la Catedral y las dudas para aquellos a los que el sábado por la noche no acaba de cerrar. Por si fuera poco, Anaitasuna venía quinto y dispuesto a encaramarse más arriba frente a un colista que desconocía lo que es sumar dos puntos. Para hacer todo más desconocido, hasta pusimos dos árbitros polacos que poco o nada mejoraron al producto nacional.

Entonces, el escenario pintaba que podía ser tan poco propicio como desconcertante. Otro paraje inhóspito en esta temporada tan difícil. Sin embargo, como esas pequeñas decisiones que al tiempo mueven montañas, el Aragón se levanto de la cama en este horario matutino. Y ahí empezó todo. Porque lo de hoy no ha sido un partido aislado, ni un capítulo más, ni siquiera otra entrada de este blog. Ha sido el bautismo del Aragón azul. Pregunten a cualquiera de los irreductibles que seguimos yendo al pabellón y que nos hemos roto las manos de aplaudir cuando el encuentro ha concluido. A los abrazos de los jugadores, que transmitían más que mil palabras que se puedan escribir.  A la cara del presidente sentado en el palco. El velo que nos recubría todos en ese momento pintaba color de ilusión.

Es esa ilusión de quién siente algo como suyo y, consecuentemente, pelea por ello. Un orgullo con la misma magnitud que luce Demetrio Lozano en calidad de deportista. Ocho goles, un doble rol y la sensación de que es un ejemplo infinito. Con él y con Julio Rodriguez, del que una vez se escribió que sabía hasta la talla de calzoncillos de los lanzadores a los que se enfrentaba, este Aragón ha cogido aire competitivo. No es el momento de pensar en partidos previos o en la situación económica que seguimos padeciendo. Hay que creer en que tenemos equipo para ganarnos la continuidad en la Asobal y hacer camino. Del Valle, Ariño, Camas, Sergio García, Clavería, Millán, Tuquet, Ionut, Olano, Álvaro Fernández y los “papás” Val, Asier y Sorli son el contenido de ese trayecto. Santo y seña.

Seguramente nos queden unos cuantos infartos pendientes como el de hoy. Seguramente sea oportunista escribir hoy y no el día del Gijón o del Zamora . Seguramente. Pero cuando uno siente, no puede dejar pasar el momento. Otro día hablaremos de balonmano, de crónicas con más o menos infortunio. Hoy tocaba palpar, en nuestras carnes y en las de los jugadores, que hemos rescatado el brillo de los días de vino y rosas. Hemos intercambiado el dinero por la ilusión atroz que da la juventud y el aplomo  de los veteranos. Y, en plural porque este Aragón azul es comunión grada-pista, no llevamos idea de parar.






Fdo.: Álvaro Lombardo