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domingo, 30 de marzo de 2014

La utopía del valor


Foto : Jaime Galindo (www.elperiodicodearagon.com)

Hace ya algún que otro mes que se jugó en Huesca la penúltima edición de estos derbis en la élite que estamos teniendo la suerte de vivir. Esa tarde-noche, una vez acabado el encuentro, un jugador del Aragón, uno de los que siguen contra cierzo y marea, me hablaba de que al equipo le faltaba consistencia.  Muchas cosas y casi ninguna buena se han sucediendo desde entonces: el equipo se descompuso debido a sus problemas económicos, este blog se desinfló al mismo compás, un aire de tristeza resignada nos sopló a más de uno en la nuca y la segunda vuelta empezó con un equipo de circunstancias. Ayer, en la segunda vuelta, Balonmano Huesca, de nuevo mejor equipo, se llevó los dos puntos del Príncipe Felipe (28-30). Fue otro partido intenso, fulgurante, como el de Noviembre. Pero esta vez estoy seguro de que nadie, ni los directamente implicados ni los de la grada, habría reflexionado como aquella vez en las cercanías del Cerro de San Jorge. Consistencia es una palabra que los jugadores actuales del Balonmano Aragón han asociado para siempre con dignidad.

Consistencia mental, física, táctica (en Logroño tal vez les convendría fijarse en un tal Ortega más que en Jorge Gómez) y grupal, entre ellos mismos y entre la afición. La simbiosis naranja no se le escapa a nadie y menos en el día de ayer que, a fin de cuentas, pese a discrepancias que han existido, existen y existirán (otra cosa es la educación con que se gestionen), nos visitaban nuestros vecinos y eso exige las mejores galas. Balonmano Huesca, uno de los cuatro mejores equipos de esta liga, tiene plantilla suficiente para que el mismo fuelle que nos valió contra Gijón o Cangas no sea suficiente. Curiosamente, en la primera vuelta, esos mismos tres equipos nos derrotaron. En ésta, sólo han repetido victoria los oscenses. Y el contexto no es el mismo. El Aragón, como todos sabemos, ha mutado, pero ha redefinido el verbo “devaluarse”. Resultados e imágenes invitan a esa constatación.

De nuevo, los naranjas fueron competitivos. Balonmano Huesca, de acuerdo a su mayor jerarquía, llevó la iniciativa durante la mayor parte de los primeros treinta minutos. Bien armados y sólidos en la línea de los seis metros, la faena ofensiva era tema de ese jugador tan total que es Novelle y un afilado estilete llamado Cuartero, tan efusivo en sus celebraciones cuando son en Zaragoza. 7- 11(min. 20) en un partido presuntamente controlado por los visitantes que, de repente, saltaba por los aires cuando los árbitros decidieron ajustar, con sus criterios ambiguos, la defensa oscense. Dos exclusiones seguidas, unidas al empeño de los locales de la mano del insustituible Demetrio Lozano, ponían las espadas en todo lo alto con un parcial de 6-1. Un lanzamiento a bocajarro errado por Del Valle impedía el desmelene completo y al descanso el electrónico dictaba empate a 14.


Sin embargo, los vestuarios trajeron más de lo mismo. Una superioridad del Balonmano Huesca cimentada en su rocoso 6:0, que le permitía tanto correr como provocar errores en la circulación de los naranjas. Si a eso le sumamos dos o tres pelotas inconmensurables sacadas por Pablo Hernández, era evidente que sólo otro colocón de adrenalina, de esas que el Aragón saca de lo más profundo de su ser, podían reconducir la situación (20-24; min. 45). Realmente, era una miniatura de la realidad: el Aragón ha hecho del reto su vida, pero estos a veces se topan con la realidad. El millón de deuda como club y el Huesca en el partido de ayer. Uno no siempre quiere, uno no siempre puede. Pero, dando por sentado lo primero y haciendo lección permanente lo segundo, el Aragón no entiende eso de mirar al suelo. Los oscenses gestionaron con sobriedad su superioridad en el tramo final, con una parsimonia cercana al pasivo, y el Aragón, sin lanzamiento exterior, sin metros y sin combustible, seguía moviendo la pelota de la mano de esos quilates de balonmano llamado Sorli. Creo que nadie pensó en que se llegara a puntuar, ni los propios árbitros llevaban esa idea con esa maestría de pitar según la dirección del viento. Pero dio igual, ayer no hubo culpables, ni triunfadores siquiera. Hasta los puntos podrían ser secundarios. Huesca cumplió y sigue camino de una clasificación histórica. Y lo de esta gente que compone el Balonmano Aragón es para que a todos los críos que estuvieron jugando antes durante el todo el día les pongan un día un documental de esta historia. Seguro que no hay mejor estrategia para demostrar tangencialmente qué es tener integridad y cómo se puede plasmar con un balón de por medio.



Fdo.: Álvaro Lombardo Sáez