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jueves, 26 de enero de 2012

Paso firme, pulso de ganador



Cuando ayer después del derby, me retiraba al calor de los muros caseros, por motivos que no atino a alcanzar, empezó a reverberar en mis iodos aquella vieja danza de guerra que decía algo así como: “(…) que Mariano la prepara y Sorrentino mete un gol”. Llegados a ese punto, no se puede achacar el anacronismo a la falta de balonmano porque, a falta del naranja rampante, tenemos desde Serbia en liza a los dieciséis mejores equipos de Europa, reducidos para este viernes a cuatro. Entre ellos, por cierto, la selección española.

Un Europeo es, salvando los Juegos Olímpicos, la competición por naciones de mayor calado. No hay ninguna cenicienta y en la cruenta acumulación de partidos que se forma mas vale tener que cabeza y piernas frescas porque el descanso no te lo va a dar el que tienes enfrente. ¿Qué decir de los rivales que se ha cruzado España hasta su momentáneo punto de llegada? Francia, Hungría, Rusia, Croacia, Islandia y Eslovenia. Casi nada. Viendo que esto va en serio y que, para tocar la gloria, tendremos que corresponder vengándonos de los daneses y lanzándonos al vacío contra el balcánico que corresponda, los marrulleros croatas o la anfitriona Serbia. De todas formas, el miedo lo deberían tener ellos porque España emite unas vibraciones que seguro que hemos compartido todos los que hemos estado viendo los partidos.

¿Por qué tanto optimismo? En primer lugar, es evidente que llegar a semifinales con el expediente inmaculado tras vérnoslas con los titanes citados, no es moco de pavo. España, si debe ser calificada con una sola palabra o adjetivo, esa sin duda será la de “bloque”. Macizo, compacto, pétreo, con la defensa como síntesis. Una defensa que se adapta y cambia según sea el desarrollo del partido, como vimos con Croacia, un 5:1 clásico de Rivera, con ayudas constantes y un impresionante deslizamiento de las piernas a la hora de achicar espacios y líneas de pase, esa décima de segundo que condiciona llegar en condiciones de legalidad a obstruir al adversario. Por cierto, eso es lo que define una buena defensa y no zurrar hasta caernos del guindo, añadiendo encima la frase que, creo, dispuso al respecto Zupo: “Me gusta que mi equipo tenga más exclusiones que el rival porque eso demuestra intensidad defensiva”. Amable confusión de conceptos en mi humilde opinión.


La otra versión, el 6:0, para mi merece una excepción al destacar un nombre entre tanta fortaleza. Ese es Gedeón Guardola, que llegó de puntillas tras la desafortunada lesión de Garabaya, y se he erigido en ese solar inexcusable que, en el fondo de la defensa española, echa el telón para que se haga de noche en el ataque rival. En definitiva, está a un nivel impresionante el de Petrer, nuestro particular agente secreto Anacleto. Es evidente que a grandes defensas, grandes porteros, y Sierra y Hombrados están gozando de una continua regularidad que les afirma bajo palos, sacando pelotas importantes y firmando porcentajes no majestuosos pero si efectivos, alrededor del 35%. No son porteros de rachas, lo son de permanencia en definitiva. Por otro lado, en ataque dicen que no tenemos tiro exterior, momento en que tal vez hemos de acordarnos de Iker Romero, y lo que si tenemos pero es ya hiriente que no nos lo dejen usar es un pivote como una casa, respecto al cual lo extraño es que acabe con la camiseta intacta después de los partidos. Agarrones, empujones y sujeciones definen la guerra cotidiana de un Julen con la mirada perdida hacia los del pito. Lo debe haber dado por imposible.

Aún así suma y se una a la fiesta desde el extremo, donde los cuatro mas el posible Rocas ante las molestias firman ese veneno que tantas veces hemos sufrido y disfrutado cuando llevan la camiseta blaugrana. Dentro del estricto y necesario reparto y rotación que lleva a cabo Valero con los minutos, nadie desentona y todos ofrecen la posibilidad de alguna variante, de alguna dinámica nueva que responde a una situación incómoda y otorgue la iniciativa a una selección que no tiene pinta de parar. Cuando no es una penetración de Gurbi, es un tiro en apoyo del pequeño Entrerrios o una asistencia del mayor. Estilismo puro, por cierto, el del navarro que, aunque a veces peque de blandito, hace tantas cosas bien, es tan inteligente, que ni te enteras. Además, nuestro Maqueda pone la complementariedad con esa fuerza bruta cada vez mas pulida y orientada a finiquitar al que le toque padecerla. Allí, en medio, otra luz, Joan Cañellas, multiusos en la primera línea, que finta, asiste, saca el brazo y deleita junto con el, por fin reconocido, mejor central que tenemos, Daniel Sarmiento.

Creo que es justo, para ajustar el significado de todo esto, citar al deus ex machina, esa persona que, con foco o sin el, es tan invisible que no se entiende nada sin el. Como ese compañero del que se dice que hace vestuario, este hace ciencia también. Creo que merecía esta loa porque, al igual que la canción de Mariano y Sorrentino, ayer también me resonó aquel ingrato y desesperado “Parad a Doder”. El trabajo y sólo el trabajo habla el lenguaje de la justicia. El de los sueños, a partir de este viernes.





Fdo.: Álvaro Lombardo Sáenz

1 comentario:

Anónimo dijo...

jorge está que se sale, a ver si sigue asi cuando venga al Caja3.