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lunes, 19 de marzo de 2012

Casi nada

Foto : ASOBAL
Casi nada lo que se ha hecho hasta el momento. Casi nada, fórmula que vale para escépticos y para ilusionados, para oficialistas y para críticos. Para todo el que lo quiera usar, en definitiva. El casi da una idea de finalización todavía no consumida y la nada es la insignificancia de lo que tenemos entre manos, no por desmerecer, sino por pensar en lo que puede ser, en lo que queda por escalar. Con esta significación ambivalente, decíamos el otro día que muchas de las conclusiones del partido de León se inscribirían después de jugar en Brest. Jugamos en Brest y podríamos seguir la cantinela en función de los dos partidos que faltan, Torrevieja y media liga en juego con los alicantinos, y la vuelta de una eliminatoria muy encarrilada pero no decidida. Sin embargo, esto sólo haría referencia a un “casi nada” más literal, siempre pendiente del error, o la simple derrota humana, para otorgarle una dimensión proporcionalmente mayor de unos éxitos que quedan oscurecidos de esta manera. Aquí, el que esto escribe, a riego de perder un pelín de perspectiva de la que, a la larga, no nos acordaremos, apuesta por un “casi nada” irónico, incluso petulante si se quiere, pero inmensamente feliz de ver como las cosas funcionan, y muy bien, justo cuando la exigencia y los problemas se ha dado la mano para atosigar el proyecto del Caja 3 Balonmano Aragón.

Bielorrusia el sábado, después de mil y una historias para seguir el partido en directo o en diferido, lo que vuelve a demostrar que detrás de este equipo ha afición y ganas, supuso el espaldarazo para los ultimo incrédulos que no comulgaban con un Caja 3 en un estado de forma bestial. Frente a un señor equipo que no ha dicho su última palabra, los chicos de naranja volvieron a abrir el tarro de las esencias defensivo para tirar de libreto en cuanto a basculación, intensidad y capacidad de llegar un segundo antes que el rival a todas las acciones. En este baile de viejas esencias, recuperamos la carrera mortífera de esos dos estiletes que son Cartón y Sorli. Detrás, Iñaki Malumbres, para dejar sentado que es el mejor portero que ha pasado por esta entidad, aún más cuando saca pelotas en los momentos decisivos, de riesgo, y en seis metros. Años de profesional y santo y seña del lugar al que los sueños nos dejen volar. A su lado, Jorge Maqueda, que representaría esa nueva generación de abanderados, multiplicado en ataque y en defensa  y nombre de una, por desgracia, larga lista de emigrantes que va a empezar a aflorar, supone el empujón de rabia que busca en su último año en Zaragoza un recuerdo en forma de vitrina. Ellos, la síntesis entre lo inmutable y lo perecedero, lo arcano y la novedad, son las circunstancias más palpables del crecimiento de todo un equipo, crecimiento que hemos ido intentando destilar a lo largo de estas últimas semanas.


Porque si, no están solos, por mucho que razones de fuerza mayor hayan impedido a otros dos referentes como son Deme Lozano y Sergio Ruiz Casanova, compartir en plenitud el momento imparable del equipo. Habrá que asignarle su parte a un Mariano Ortega que ya el año pasado, con una plantilla sensiblemente más baja en presupuesto, firmó la sexta plaza y el record de puntos de este equipo y este año lleva camino de mejorar registros, también lejos de nuestras fronteras. La directiva, pese a no ser inmune a las tropelías económicas, de momento mantiene el listón a un nivel aceptable cuando otros se consumen, tal vez por descubrir(nos) que se pueden hacer muy buenos equipos y más baratos con gente de Bolaños de Calatrava o de Camariñas, que tienen apellidos más reconocibles. Rogaría que nadie se tome estas líneas como una hagiografía ya que creo que esta vida, en todos sus aspectos, necesita una actitud crítica. Pero también una posición de justicia, y a este equipo últimamente, en plano deportivo, esta siendo muy difícil encontrarle las cosquillas.

Pese a todo, la semana sigue incandescente. Torrevieja se ha colocado a un punto y sigue dando síntomas de que está en un horizonte álgido para asaltar una quinta plaza que sería el desmelene de los salinero. ¿Alguien duda de que este miércoles tenemos una final a la vista? Como si de un partido de vuelta de una eliminatoria se tratase, el average jugará un factor crítico en esa lucha que se prevé enconada. Hablaremos de Torrevieja el miércoles, pero ya vimos sus credenciales en la Copa del Rey. La historia esta vez, esos espero, tendrá ciertas coordenadas diferentes, pero que nadie crea que son un equipo de otra “liga”. Son de la nuestra y van pegados, dos titanes en aceleración  que prometen intensidad absoluta. Por cierto, del nivel del Torrevieja, e incluso superior, son los hombres del Meskhov Brest, como tuvimos ocasión de comprobar, lo que sigue probando la altura de lo logrado por el Caja 3. También hablaremos más pausados de ellos y de la eliminatoria de cara al sábado, pero quedan sesenta minutos de sufrimiento para agarrar firmemente las semifinales, la definitiva antesala de los Campos Elíseos. Es cierto que, como se percibió a lo largo del partido y en especial en los últimos minutos, les van a pesar los nervios y la precipitación al comprobar que no han hecho su trabajo en la ida. Pero el riesgo se traslada a ese juego sin presión en el que una serie de jugadores de calidad pueden incendiar la eliminatoria en cualquier momento. Bozic para, y no poco, los extremos tienen un resorte para el contraataque, toda la primera línea está compensada con jugadores muy versátiles, ya sea el diestro Stojanovic ya sea el zurdo Blagonadezhdin. A Gromyko lo eclipsamos y su centro de la defensa tiene tantas cosas de duro como de lento, en especial Revin. Tienen dónde elegir.

Otro derroche de seriedad, de equipo maduro, puede y debe ser mortal de necesidad tanto para alicantinos como para bielorrusos. Pocas veces ha estado el Caja 3 tan cerca de ese estado. Hay motivos para estar contentos y para cargar las pilas en otra semana de escalada hacia las alturas. Casi nada.






Fdo.: Álvaro Lombardo Sáenz.

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